El amor ha sido el principal protagonista de la tercera y última jornada del Cala de Mijas Festival, que arrancó con las melodías andaluzas de La plazuela. Se ve que la tierra tira y los granadinos se metieron al público en el bolsillo desde el minuto uno gracias a esa fusión entre flamenco, funk, pop y música electrónica que le agregan a sus letras tan arraigadas a lo local.
La plazuela
Pero no fueron los únicos que hablaron de cuidarse, José González llegó a media tarde para poner color a un cielo que empezaba a plagarse de nubes. Repleto de las diversas influencias con las que creció, su guitarra y su voz regaron el escenario Victoria de sensibles melodías directas al corazón que ofrecieron el contrapunto al cartel festivalero de la jornada del sábado.
José González
Duki tomó el relevo de la tarde para ayudar al público a empezar a entrar en calor con una buena sesión de trap y pasar a la noche con un intenso show en el que no faltaron los temas para bailar y fuego en las letras y sonidos de este joven, pero ya referente del movimiento urbano que tampoco dejó de hablar de las pasiones.
Metronomy y Florence and the Machine
Y llegó el momento de una de las bandas más esperadas de la noche y del festival, para la que cientos de fans se apelotonaron previamente en el escenario Victoria con el objetivo de ver los rizos Joseph Mount y la melena rubia de Anna Prior de cerca. Metronomy sigue siendo uno de los grupos más esperados siempre y sus seguidores no solo llevan bailando y cantando sus temas desde hace más de veinte años, sino que siguen sorprendiéndose con cada lanzamiento nuevo. El concierto que ofrecieron ayer en Mijas fue impresionante, mucho más guitarrero y electrónico que en shows anteriores y con una energía siempre inagotable. Su pop contagioso y sus letras naif tienen la capacidad de hacer click dentro de cada uno de los espectadores para hacerlos viajar por un universo de color rosa donde no faltan cartas de amor, bahías mágicas, deliciosos helados de caramelo con sal y una chica maravillosas llamada Corinne que nos pone taquicárdicos a todos.
Así, míticos temas como Love Letters, The Bay, Salted caramel Ice Cream o Corinne sonaron en una noche que amenazaba con lluvia, pero cuyas nubes supieron despejar estos cinco británicos con su inclasificable sonido, que algunos llaman electronic rock, otros electro pop. Lo cierto es que más allá del género, Metronomy ha sabido crear una identidad propia, contagiando a aquellos a los que llega de una tierna ingenuidad, sensibilidad e incluso cierto infantilismo a través de letras sencillas, decoradas con una electrónica muy elegante y melodías pop. Sello que volvieron a hacer patente ayer ante un escenario abarrotado y un público deseoso de volver a viajar en globo por un mundo ideal. Y así lo hicieron, aunque solo fuera durante un pequeño tiempo. La banda, además de hacer un repaso por sus siete álbumes, tiró bastante de guitarras y electrónica, más de lo habitual, ofreciendo varios temas que dejaron al público extasiado y con ganas de más.
Metronomy
Casi a mitad de la noche, miles de fans con diademas de flores en la cabeza ya esperaban ansiosos la llegada de la que era la cabeza de cartel de la jornada: Florence and The Machine y, aunque llegó con más de diez minutos de retraso, el recibimiento fue igual de efusivo. La cantante también ofreció un concierto con la misma intensidad a pesar de que a principios de semana la artista publicara un comunicado en el que anunciaba que se había tenido que someter a una operación de urgencia. Por suerte, se encuentra en perfecto estado (al menos eso fue lo que demostró ayer sobre el escenario) y sus seguidores pudieron disfrutar del que fue el último show de su gira Dance fever. Y hubo más amor, mucho amor en este concierto, tanto dentro como fuera del escenario, pues la británica no dudó en saltar entre el público en varias ocasiones, donde no pudo resistirse a acariciar a alguna de sus fans, dando lugar a algunos de los momentos más bellos de la noche.
El fenómeno Florence sigue provocando euforia, su vestido pomposo, su melena con aires divinos, la palidez de su rostro, sus bailes descalza y su aspecto de personaje de cuento de hadas no falla y sigue creando leyenda. Su soul y rock siguen desprendiendo ese halo romántico propio del Renacimiento capaz de hipnotizar a su público, tan obnubilado que ni siquiera es capaz de percibir la reiteración de sus temas o el exceso verbal de su artista. Igual demasiado recargada, igual demasiado intensa, igual demasiado parlanchina, Florence and The Machine es una apuesta segura, una artista que mueve masas con un discurso definido, particular, que toca corazones.
Florence and The Machine
Baiuca, Belle and Sebastian y The Blaze
A partir de aquí, la noche cambió de tercio y, aunque el amor siguió flotando, fue más bien en el aire, pues de los escenarios se apoderó la electrónica en distintas formas. En el Sunset lo hizo el músico gallego Baiuca, que ha sabido rodearse de un buen equipo para hacer show con su poderosa electrónica. La música tradicional gallega se escuchó y se bailó ayer en Málaga como nunca, con bailes e instrumentos de antaño, trayendo a la actualidad los orígenes, apelando al fuego interno más ancestral. Una propuesta original, innovadora, que apuesta por la tradición para sumarla a los nuevos sonidos, creando un producto muy potente, muy bailable y cargado de significado.
Al otro lado del recinto, aún se seguía respirando el pop y las melodías agradables, pues se subieron al escenario Belle and Sebastian, pero no lo hicieron solos, invitaron a parte del público a unirse a ellos para tocar juntos algunos de sus pegadizos temas. Los escoceses son otra fórmula infalible, el indie sigue en boga. La simpatía de sus canciones y de sus miembros es contagiosa y la gente está deseosa de su buen rollo, por lo que su estilo idealista y naif sigue calando igual que en sus inicios. Aunque sus seguidores cada vez sean más mayores, siguen siendo igual de soñadores.
El reloj marcaba las 02.30h y, aunque algunos ya llevaban varias horas de bailes acumuladas, no existía el cansancio para escuchar a los esperados The Blaze, que pusieron en pie al abarrotado escenario principal, que ansiaba escuchar sus temas. El dúo francés supo poner música y levantar el tramo final de la jornada con temas envolventes, por momentos oníricos que también hicieron moverse a los asistentes. Los vídeos que acompañaban sus temas no hacían más que potenciar el estado hipnótico que producen sus creaciones, en una especie de trance que se alargó hasta las 03:30h de la mañana.
La provocadora propuesta de Arca, La élite y Helena Hauff, cada uno en un escenario diferente, fueron los encargados de poner el broche final a una noche repleta de amor, en los escenarios y en todo el recinto, pues podemos afirmar con satisfacción que durante las tres jornadas del festival no se tuvo que lamentar ningún incidente, buena muestra el buen rollo de este certamen y de la calidad de su público.
¡Ya estamos contando los días para que lleguen el 29, 30 y 31 de agosto de 2024 para poder disfrutar de más!
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