La reina Isabel II murió el jueves, 8 de septiembre, tras un largo reinado en el que encontró su fin el Imperio Británico —aunque algunos británicos brexiters parecen no haberse enterado de esta caída—. Sin embargo, hay lugares en los que este imperio sigue brillando por muy poco apego a la monarquía que se sienta. El rock es uno de ellos. Así que el mismo jueves en el que se daba a conocer el fallecimiento de la longeva reina —a la que, probablemente muy a su pesar, se debió uno de los grandes himnos del rock, aquel furioso God Save The Queen de los Sex Pistols con el no future como lema en su letanía final— en Málaga una serie de grupos británicos mostraban sus credenciales y explicaban por qué el rock producido en las islas sigue reinando con permiso de los estadounidenses, aunque todo se quede en la gran casa anglosajona.
Franz Ferdinand
Málaga fue la ciudad elegida para poner en marcha el Andalucía Big Festival, un hermano pequeño del Mad Cool de Madrid que busca convertirse en el referente festivalero del ocaso veraniego en la Costa del Sol, con el Festival Cala Mijas (promovido por la empresa del BBK bilbaíno y celebrado el fin de semana anterior) como gran rival. El jueves, en la primera jornada del Big Andalucía Festival se subieron al escenario, entre otros, Suede, Franz Ferdinand, Stereophonics y Wolf Alice, De modo que parecía que todo estaba poblado por la omnipresencia british. Pero, igual que los galos de Astérix con los romanos, hubo un pequeño gran núcleo de resistencia al imperio. Se llama C. Tangana y les plantó cara con un show memorable con rumba, flamenco, ritmos urbanos y toques latinos acompañado de músicos como El Niño de Elche, Víctor Martínez o Yerai Cortés.
Los otros días de festival continuaron con este diálogo anglo-hispano. Si en el segundo, los siempre efectivos Vetusta Morla —sus fans tildaron de brutal su show— daban réplica al siempre divertido Jamiroquai —sus fans bailaron sin respiro ante su receta de acid-jazz, funk, soul y otros ritmos negros, aunque el chándal ya no le quede tan bien—; en la tercera jornada Los Planetas anticipaban con modestia el concierto final, una traca de rock apabullante y directo de Muse, los grandes triunfadores del festival con una descarga difícil de ver en los escenarios actuales del festivalerismo indie. Mención especial para el londinense Michael Kiwanuka y su hermoso toque soul y el show bailarín de Years & Years, por el lado británico; y para los granadinos resistentes 091 y el eclecticismo azteca de Instituto Mexicano del Sonido, por el latino.
Los Planetas
Quizá ha quedado una relación de grupos, entre todos los que tocaron en Málaga, muy clásica, pero los festivales es lo que promueven, peinan canas. El primer día Franz Ferdinand soltó una sucesión de hits que jalonan toda su trayectoria, pero siguen dominando sus dos primeros discos. La banda de Glasgow jugaba en casa. ¿Por estar en Málaga? No, por estar en un festival. El grupo y su colección de temazos tiene una enorme efectividad toquen donde toquen. Take me out, para qué ir más lejos, es uno de los grandes ejemplos de cómo se levanta a miles de personas, sea el festival que sea. Franz Ferdinand son simpáticos, caen bien, divierten, hasta su líder, Alex Kapranos, es guapo y moderno; algo frívolos en los tiempos que corren, quizá, pero un placer.
Cuando los escoceses terminaron, saltó al escenario de enfrente Suede. Algo similar, con un sonido contundente y duro. Nacidos para el gran público a principios de los noventa con un toque glam, que aún mantiene pese a los años su carismático líder Brett Anderson, la banda se entrega con una hermosa oscuridad algo retorcida y tiene también sus himnos, desde Trash o Animal Nitrate, que sonaron al principio de su actuación, hasta So Young o la magnífica Beautiful Ones, que puso a saltar incluso a algún cincuentón de esos que al día siguiente pagan en sus huesos tanto bote.
Suede
Y en eso llegó C. Tangana y mandó a parar. Subió al escenario a una banda de metales y recreó un night club de los de antes, con mesas, pequeñas lámparas y un repleto elenco de artistas, todo proyectado en una pantalla como si de una película se tratara —algo que los puristas de la música en directo comienzan a odiar—. El auditorio entró al juego, dio palmas, coreó a Tangana y a los que con él cantaban. Ellos se tiraron buena parte del concierto sentados en torno a una mesa, de cara al público, divirtiéndose y divirtiendo. Me maten, Los Tontos, Ingobernable… ¿quién da más? La juerga gitana se rompió con la potente Tranquilísimo dando paso a ritmos urbanos hasta desembocar de nuevo en esa rumba actual con temas como Tú me dejaste de querer. C. Tangana clava a varias decenas de músicos en el escenario y logra un espectáculo total, que recorre estilos, integra tonadas que le llegan desde Los Chichos o New Order y si necesita rodearse de lo mejor de la vanguardia flamenca, ahí la pone. “¿Y ahora que hago yo?”, se preguntó tras el cante de Ismael El Bola.
El Festival fue desgranando una serie de bandas de alto voltaje hasta llegar al tercer día para concluir la cita de Málaga con Muse. Como con cualquier grupo de largo recorrido, se escuchan a algunas fans que cuestionan algunos de sus últimos temas más exitosos. Pero cualquier atisbo de rebelión queda apagada por el poderoso sonido de sus creaciones, algo ampulosas, como su puesta en escena —genial las máscaras con las que salieron el escenario en su primer tema, Will of the People; más cuestionable el viejuno fuego que empleaban en ocasiones—, pero un derroche de energía que agradecieron incluso aquellos que no tienen a la banda entre sus preferencias. Rápidamente enfilaron con uno de sus hits, Hiysteria, y dejaron para la parte final otros como Supermassive Black Hole, Uprising o Starlight. Un bis con dos canciones y todo acabó con Knights of Cydonia, con la letra del estribillo proyectada en las pantallas. Todo el mundo cantó: “You and I must fight to survive”. Pues eso. Y así terminó el concierto, la jornada, el Big Andalucía Festival y una quincena de locos para los amantes de festivales con dos citas de gran nivel.
Muse
Galería de imágenes:
Imágenes cedidas por Andalucía Big Festival.
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