Rodrigo Sorogoyen ha vuelto al Festival de Cine de Málaga. Pero esta vez, tras dos exitosos largometrajes, lo ha hecho con un corto, La madre, que bucea en el thriller y en las relaciones materno-filiales. Pudiera parecer que se ha tomado un respiro entre dos películas muy diferentes, la intimista y amarga Stockholm (2013) y el thriller psicológico Que dios nos perdone (2016). Sorogoyen (Madrid, 1981) cree que hay una constante entre sus dos películas, que fueron las primeras asumiendo la dirección en solitario después de compartirla en Ocho citas (2008).
Con Stockholm -a la que él se refiere con un castizo «Estocolmo»- ya obtuvo la Biznaga de Plata a la mejor dirección en el Festival de Málaga, además de resultar galardonada la actriz Aura Garrido y obtener el premio al guion novel. Con Que Dios nos perdone se coló en el palmarés de los Goya con el mejor actor protagonista para Roberto Álamo. Dos películas, dos estilos que hacen preguntarse a más de uno por el camino que seguirá en su siguiente película. Y él ya tiene la respuesta.
Después de dos largometrajes que han tenido éxito como Stockholm y Que Dios nos perdone y otro anterior de dirección compartida..
Mis amigos dicen que llevo dos películas y media…
… Ahora aparece con un cortometraje en el Festival de Cine ¿Por qué?
Las razones son muy banales. Cuatro amigos fundamos una productora para hacer Estocolmo y después de ella, que nos dio tantas alegrías, notamos una inactividad por distintas circunstancias, porque cada uno tiene que hacer su trabajo. No vivimos de nuestra productora. obviamente, pero nuestro sueño es poder hacerlo y que se asiente en la industria cinematográfica. Hay una necesidad de hacer cosas y todo el mundo sabe lo difícil que es hacer un largo. Nos hemos enfrascado en el mundo de las ayudas para hacer cortos. Nos han dado una y yo tenía un guion de corto de 2010. Entonces pretendí hacerlo, pero no pude. Tampoco me puse muy en serio porque somos muy desastre a la hora de búsqueda de financiación. Ahora sí. Hemos fichado a una secretaria de producción que se ha puesto a buscar ayudas y ha encontrado una. La razón es tan básica como que nos han dado un dinero y vamos a aprovecharlo. Luego yo no tengo ningún problema en ponerme a dirigir cortos. Vamos no es sólo que no sea un problema, es que es genial. Todo cineasta tiene mono de rodar.
Cortometraje «Madre»
¿No lo ves como un escalón inferior?
Claro que no
¿Un ejercicio de estilo, quizá?
Bueno, tienes menos presión y te juegas menos dinero y responsabilidad, lo que te permite probar, errar y jugar con nuevas ideas.
La idea de Stockholm también surgió como un corto y luego creció
Sí, quería escribir un corto con Isabel Peña y en cuanto acabamos el guion dije: esto es un largo; no funciona como corto. Funciona la idea pero no se puede contar en 20 minutos. El gran hándicap de la película era creerse que una tipa pudiera llegar a hacer eso y para ello tienes que convivir con el personaje 90 minutos.
¿Estás de acuerdo en que Stockholm y Que Dios nos perdone parecen dos películas de directores diferentes?
Estoy de acuerdo en que en un primer vistazo, un segundo y quizá un tercero son pelis muy distintas También estamos acostumbrados a muchos directores muy homogéneos, lo que no está ni bien, ni mal. Por ejemplo, Álex de la iglesia.Ves un fotograma o un par de minutos y ya sabes que es un película suya. Esto aquí no pasa, pero quiero pensar que tiene que haber conexiones.
¿Y cuáles son esas conexiones?
Yo creo que hay varias, pero la que más me puede llegar a representar es quizá la preocupación por los personajes, aunque supongo que todos los directores dirán eso. Creo que no me importa convivir con los personajes mas allá de la trama. La cámara está con ellos mucho tiempo aunque estén tomándose un café, aunque la trama no avance. Que Dios nos perdone es un thriller y tiene que haber mucho ritmo, pero nos inventamos unas tramas personales que me permitían ahí estar con ellos. Hay un gusto por ver a estos personajes, que les ocurren determinadas cosas, pero me gusta estar con ellos cuando se levantan, cuando se visten… Esa psicología especial que tienen. Puede que sea eso. Luego me gusta jugar con el espectador, con la estructura de la película.
¿Cómo lo consigues?
Ahí coinciden las dos películas. Estocolmo tiene una cosa especial. Son dos películas en una. Desde el guion ya están, aunque yo en dirección lo he marcado muchísimo. De repente, los planos se vuelven incómodos, la cámara se para, se queda quieta. En Que Dios nos perdone ocurre igual. De repente, en el minuto 90 convives con el asesino. Se ha visto muchas veces, sí, pero no es lo convencional. En mi próxima película también hay una constancia y reiteración en eso.
¿A nivel de producción cuáles son los cambios? Stockholm es una película intimista que da la sensación de que es mas sencilla para rodar
En mucho términos sí es más fácil.
¿Por el control del director sobre la película?
Sí, lo que pasa que en Estocolmo no teníamos dinero y si un día fallábamos, la producción se nos iba. En Que Dios nos perdone si un día fallas, al final la peli termina saliendo, con lo cual eso hace que tengas menos presión. Pero bueno la presión viene por otro lado.
¿Por el público?
También, si sabes que va a llegar a más gente tienes más presión, En Estocolmo no tuvimos ninguna. Era una peli que no tuvo una gran campaña de distribución ni la iba a tener. Lo bonito era que la rodamos y ni nos lo planteábamos porque no era el momento de qué íbamos a hacer con esto.
Stockholm (2013)
Cuando se presentó en el Festival de Málaga parecía una película pequeña. ¿Funcionó el boca a boca?
Funcionó muy bien. Ahí no teníamos distribuidora. Fuimos a rodar la peli. La rodamos como nos gustaba y como creíamos que tenía que ser contada, después de eso tuvimos la suerte del Festival de Málaga, nos cogieron, el jurado la premió. Y luego ya la movimos. La estrenamos. No fue mucha gente, pero luego en Madrid estuvo nueve semanas. En una sala, pero nueve semanas. Que Dios nos perdone ha estado menos.
¿Por qué camino quiere seguir? ¿Por el lado más intimista de Stockholm o por producción más grande de Que dios nos perdone?
Si digo la verdad, me gustaría hacer todo. Las dos cosas me gustan, Unas me cansan más en unas cosas, otras en otro. Me gusta decir que quiero hacer todo, aunque no se si lo conseguiré. En este sentido la siguiente película es más parecida a Que Dios nos perdone. Voy a rodar una en verano y es parecida en cuanto a envergadura.
¿Un thriller también?
Sí, pero nosotros le decimos un thriller sin pistolas. Es un tema político. No hay armas no hay muertes, pero es un thriller.
Se está haciendo mucho thriller con éxito últimamente. ¿Por qué?
Sí, qué pesados somos.. (ríe)
¿Al público le gusta?
Al público le gusta si la peli está bien. Le da igual que sea un thriller, y lo importante es que luego no parezca una saturación. Se empezó a decir mucho «otro thriller español, otro thriller español» y quizá eso sature.
Que Dios nos perdone (2016)
También ha habido directores que han rodado thrillers con éxito de público y crítica, como tu película o la de Raúl Arévalo o las de Alberto Rodríguez…
Sí, pero entonces creo que tenemos que aprender de eso para que no aparezca la coletilla de «otro thriller español», que eso el espectador lo ve mal. Y a lo mejor son películas muy distintas.
¿Qué se puede contar de tu próxima pelÍcula?
Hemos creado una trama de thriller muy trepidante. Queremos que el espectador esté atrapado por lo que ocurre, pero debajo de eso lo que nos interesa a Isabel Peña, la coguionista, y a mí, es el personaje. Es un protagonista, en vez de dos, un político corrupto. Me encanta meterme en la mente de estos tipos y arrojar preguntas sobre ellos. ¿Duerme bien o duerme mal? A lo mejor no lo piensa o a lo mejor está todo el rato arrepintiéndose. Eso es lo que me interesa. En qué momento un ser humano con una responsabilidad política es consciente de que que está robando y le da igual. ¿Y aunque le de igual le convierte eso en una mala persona? ¿Puede amar a su mujer, ser un gran padre y transmitir unos valores? Todas esas preguntas, para las que creo que no tengo las respuestas, son las que estamos reflejando.
¿Con qué actores cuentas?
Tenemos a Antonio de la Torre como absoluto protagonista. Lo adoro. Pero estamos con el casting porque es una peli muy coral. Hay un absoluto protagonista, todo es desde su punto de vista, es un seguimiento total a él, luego hay muchos personajes protagonistas que me encantan.
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