– Rick, what about the reality we left behind?
– What about the reality where Hitler cured cancer, Morty? The answer is: don´t think about it.
No sucede tan a menudo como debería que la crítica especializada decida alabar las virtudes de una comedia televisiva que sea, específicamente, eso: una comedia. Podríamos pensar que esto ha sucedido últimamente con Louie (La Mejor Serie De La Historia™) o con Transparent; pero cabría discutir hasta que punto estas dos propuestas no juegan con puntuales derivas, más o menos evidentes, al drama puro y duro (en la anterior temporada de Louie hay episodios que son esencialmente dramas intensitos). ¿Es este matiz, este gran «pero», el que determina el que algunos críticos decidan reivindicar según qué productos? Suele da la impresión de que algunos analistas culturales utilicen este «pero» para validar ciertos comentarios acerca de la comedia, sea cual sea su formato: se trata de una versión invertida y de pretendido calado intelectual del cuñadístico comentario «la peli es mala pero te ríes» (el resultado vendría a ser «es buena porque no te ríes todo el rato») que a unos cuantos nos sorprende que perdure a estas alturas, tanto en periodistas de la vieja guardia como en niños bonitos de la nueva. Resulta algo decepcionante, por ejemplo, que el espectador español medio no pueda conocer con más facilidad series puramente cómicas tan actuales, importantes y con unos estándares de calidad tan altos como Silicon Valley o Broad City. Sin ánimo de desmerecer lo que ofrecen cosas como Mad Men, House of Cards o True Detective (habla un seguidor de todas ellas), generalmente toca a algunos aficionados el reivindicar el humor desnudo sobre propuestas en las que predominan los tonos graves y enfáticos.
Esto ha sucedido con Rick y Morty, una comedia televisiva estrenada en 2014 que en España pasó de puntillas por el canal TNT y vio menos gente de la que debería.
Misery Loves Comedy
Rick y Morty es un proyecto que nace del interés de Adult Swim por trabajar con Dan Harmon, creador de Community. Harmon, junto al actor y guionista Justin Roiland, propuso una serie de animación que éste último había concebido algún tiempo atrás, una especie de revisión excesiva, alocada y sardónica de la mitología fantástica y el universo que unen a los protagonistas de la saga de Regreso al Futuro. Así, Rick Sanchez, científico loco y genio inventor, es un trasunto del doctor Emmett Brown en versión alcohólica, déspota y egomaníaca; y Morty Smith, su nieto, es el reverso de Marty McFly, un adolescente pusilánime y sin muchas luces del que abusa su abuelo, obligándolo a hacer cosas como ocultar semillas gigantes de otra dimensión en el recto para hacerlas pasar por una aduana alienígena. Quizá no esté de más mencionar en este punto que la foto de Justin Roiland en su perfil de Internet Movie Database es la que sigue:
Bien. Para los aficionados a Community (de la que Harmon debió acabar algo quemado debido a unos pocos malos rollos), el humor de Rick y Morty podría entenderse como el resultado de la acumulación de toda la cultura popular relativa a la ciencia-ficción y al fantástico que habría contenida en el cerebro de Abed Nadir (hay desde bromas a costa de Origen y Pesadilla en Elm Street hasta guiños a las novelas de Ray Bradbury o chistes explícitos sobre David Cronenberg) y el cinismo de Jeff Winger. A esto se le añadiría una sensibilidad profundamente nihilista que resulta insólita para cualquier serie con unas intenciones tan lúdicas como esta (un nihilismo que, aún sin interferir con los códigos que hacen efectiva la comedia, tiene la capacidad de generar en el espectador algunos momentos de autoevaluación existencial bastante chungos), y un continuo afán de experimentación con el formato de la comedia de situación que alcanza niveles distintivos en episodios como el de «Rixty Minutes», un capítulo llamado a convertirse en pieza de culto incluso como obra aislada del resto de la serie, en el que uno tiene la impresión (probablemente acertada) de que los actores de doblaje improvisaron un gran número de diálogos. Es interesante detenerse a examinar lo que propone «Rixty Minutes» para advertir algunas de cosas que hacen que Rick y Morty sea una ficción tan especial. En «Rixty Minutes», Rick instala en el televisor del hogar familiar un receptor que capta infinitos canales de otras dimensiones generando, como explica aquí Film Critic Hulk, un diálogo sobre la interacción entre la cultura de entretenimiento y el consumidor. Al mismo tiempo, se retuercen y vulneran algunas de las constantes de la narración cómica (el desarrollo dramático de los personajes principales, la antes citada improvisación o la alternancia entre momentos de pura carcajada con otros cargados de un veneno y de una amargura impropios del formato) sin hacer desentonar o desbarrar el conjunto más de la cuenta. Porque, a pesar de todo esto, Rick y Morty no deja de ser una comedia, con sus códigos y sus formas. Una comedia negra y rara, que abraza lo oscuro y lo miserable, pero que también sabe hacer que te rías, y mucho. Si aún con todo esto necesitas más razones para acercarte a esta serie, aquí te damos otras tres…
Primero: tu cerebro va a explotar
Otra de las cosas que convirtió a Rick y Morty en una de las series revelación de 2014 es su capacidad para llevar high-concepts de la ciencia-ficción hasta límites extremos. En el episodio «Anatomy Park», un Morty miniaturizado viaja al interior del organismo de un Santa Claus borracho. Dentro, Rick ha estado construyendo, junto a un equipo de científicos, el primer parque temático del interior del cuerpo humano, con atracciones como Piratas del Páncreas (sí: Piratas del Páncreas). Evitaré desvelar cómo el Santa Claus en el que está Morty termina agigantado y orbitando la Tierra, antes de reventar y provocar una lluvia de sangre sobre el planeta, pero aviso de que este es solo un aperitivo de los muchos y disparatados lugares a los que la serie lleva al espectador, y que juegan con un potencial similar al que tuvieron Lost o Fringe en su momento, o al de Dr. Who, para alimentar vericuetos y teorías fantacientíficas entre una comunidad de fans que ya prospera en la red.
Segundo: sale Werner Herzog
Si la primera temporada contó con voces invitadas como las de David Cross, Dana Carvey o Alfred Molina; la segunda tiene confirmadas las de Jim Rash (el decano Pelton de Community), Stephen Colbert (!) y… Werner Herzog (!!). Así que, para terminar de disipar dudas, y si eres uno de los muchos completistas de este alemán loco: 1) ven a mis brazos, 2) mírate esta serie.
Tercero: Adult Swim son gente que sabe
La serie dura 20 minutos, es adictiva y Adult Swim se caracteriza por dar libertad a sus showrunners, de modo que no existen los contenidos inapropiados. Además, su web aloja los primeros seis episodios.
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