Nacho Vigalondo estrena su tercera película, «Open Windows», en inglés y con Elija Wood y Sasha Grey como protagonistas. Tras «Los Cronocrímenes» y «Extraterrestre», el director cántabro que consiguió que un corto fuese nominado a los Oscar con «7:35 de la mañana» en 2004, vuelve a demostrar que sabe dominar la ciencia ficción, y esta vez lo hace a través de la pantalla de un portátil. Escribir, dirigir, actuar, bailar, cantar… Vigalondo parece tener infinidad de habilidades, aunque él lo niegue en un respetuoso acto de humildad. Lo que sí podemos afirmar, contando con su pleitesía, es su enorme curiosidad por el mundo que le rodea.
¿Qué has querido contar con «Open Windows»?
No suelo definir en una frase lo que he querido contar con una película, y tampoco lo recomiendo, porque yo defiendo que con las películas se tenga una relación de amor y en una relación de amor, uno no concreta lo que le gusta de alguien. Hay películas que me enamoran como proyecto y quiero hacerlas, pongo de lo mío, intuyo por dónde va el sentido de la película, pero no es una formulación. Hay muchas cosas que he querido decir con esta película, pero de todas ellas no tengo claro cuál es la base. Es más bonito que lo decidáis vosotros.
¿Qué criterios has seguido para elegir a los protagonistas de la película?
La mecánica es distinta según cada caso, a Elijiah Wood lo tenía en mente desde que escribí el guión, lo escribí para él, yo ya sabía de antemano que era buen actor y una persona extraordinaria, y eso me llena de confianza. Y Sasha Grey estaba en la lista de actrices propuestas y, en cuanto vi su nombre, me pareció el más interesante, el que más aportaba a la película de repente, no sólo a través de la interpretación sino de la significación que tiene ella, de su identidad. La película no es una prolongación de su carrera como actriz de cine adulto, pero tampoco ignora su pasado, creo que, incluso, lo trata de una manera bastante sarcástica. Es un comentario sobre todo lo que la rodea, no solo como actriz porno, sino como actriz que ha querido dejar de ser actriz porno. Es muy curiosa la dinámica que se genera cuando una actriz porno toma esa decisión y también es curioso el tipo de reacción que genera en determinado tipo de tío. De hecho, currando con ella se me han abierto los ojos en muchos sentidos. Por ejemplo, el trato ofensivo que pueden llegar a tener algunas personas con ella (incluso gente próxima) creyendo que esa persona es de su propiedad, por el hecho de ser una persona popular presente en determinado ámbito. Se trata de un tipo de agresividad o de confianza que tiene en sí mismo un hombre cuando vincula una actriz a una experiencia sexual, que es ver una peli porno. Hay veces que te quedas un poco espeluznado.
Hay historias de terror al respecto. Digamos que si pensamos que la gente a la que rendimos tributo, gente famosa que, de alguna manera, ha sido vital en nuestras vidas, la ha definido, porque (queramos o no) vivimos en la cultura del Star System, se apodera de nosotros un sentimiento de propiedad más o menos fuerte y eso se intensifica cuando llegamos al porno. Hay consumidores que tienen una relación muy directa y constante con el porno, y se produce un sentimiento de propiedad respecto a las estrellas de este tipo de cine, que cuando alguien deja ese mundo, de repente, genera incluso agresividad porque los consumidores piensan que los están traicionado.
Si vas a un foro de cine normal de España y ves el tipo de comentarios que genera Sasha Grey, te quedas de piedra. Gente cinéfila, que en su post anterior exaltaba las virtudes de la saga de El Padrino, de repente baja al nivel de Juanito Navarro para hablar de una tía.
Y este es un aspecto que está presente en la película, pero que también a mí como persona me ha hecho pensar mucho. No solo pasan cosas a tu alrededor, sino que también te proyectas en ciertas actitudes, en ciertas formas de utilizar el lenguaje, y te das cuenta de que hay cositas que quieres cambiar.
Últimamente estamos viendo a bastantes actores norteamericanos que están apostando por proyectos relativamente pequeños de directores españoles. ¿A qué crees que obedece esta tendencia?
No creo que exista una tendencia como tal. Habría que preguntar a Elijah Wood por qué ha hecho tres películas con tres directores españoles y, probablemente, la explicación que dé él no tendrá nada que ver con la que dé otro actor que haya trabajado en proyectos españoles. En este sentido, cada película es una circunstancia concreta, lo único que sí se puede afirmar al respecto es que en España hemos perdido por completo el miedo a no ser locales.
Hemos leído que en 2008 escribiste en tu blog que dirigir un PEDA (Proyecto Espectacular Desmesurado y Arrollador), término que tú mismo acuñaste, era la culminación de muchas fantasías para un director, ¿crees que lo has conseguido ya o que lo conseguirás con algún proyecto que tienes en mente?
¿Sabes lo que pasa? Que no hay película más grande en tu cabeza, que la que siguiente que vas a hacer. Tengo escrito un guión, ya lo tengo enseñado y, claro, ahora la niña de mis ojos es ese guión y tiene que ser así porque si el embrujo no desaparece o no se difumina en cierta manera, ¿cuál es tu mecanismo para seguir avanzando? Para mí la mejor película que voy a hacer siempre es la siguiente y sé que va a ser siempre así. Hay cosas que aprecio mucho de algunas películas que he hecho y la relación que tienes con cada una de ellas es diferente porque cada película representa un momento de tu vida distinto, pero siempre en el momento del estreno hay una sensación de querer despegarte de la anterior y avanzar ya hacia la siguiente, pero eso es un mecanismo del cerebro para no quedarte quieto en un rincón. Es algo positivo. Yo las películas que hago las disfruto pasado un tiempo del estreno y puedo llegar a disfrutarlas mucho, pero en el momento me la quiero quitar de encima cuanto antes. Es como que cada película es una novia con la que es inevitable acabar mal, pero luego vas a tener una ex novia para toda la vida a la que vas a querer mucho. Como ex novia, una vez pasado el tiempo, guardas una relación de sincera amistad con cada película.
Repasando tu filmografía, es fácil observar que has apostado por un cine que no es convencional, ¿te incomoda esa zona de confort que ofrece el cine convencional?
Tampoco es una decisión, sale así. Es una cosa más infantil que todo eso, no es que yo me levante por la mañana, alce el puño y diga: “voy a cambiar las reglas del cine”, no hay nada de eso, sino que cuando escribo una película, cuando la ruedo, cuando la pienso, necesito estimularme mucho, ponerme a prueba, sorprenderme a mí mismo, llevar las cosas al límite, y en ese sentido, las películas me salen así, pero es una necesidad casi infantil. Hay veces que me han pasado guiones de películas que quería ver hechas, pero que sé que en el proceso de hacerlas me iba a aburrir muchísimo y no las he hecho. Pero no hay una base teórica detrás de esto, sino una necesidad casi primaria, de estar haciendo el gilipollas.
¿El mero hecho de haber probado diferentes facetas artísticas (como el baile, la música, etc.) han influido en ser el director que hoy día eres?
Puede que me influya, no lo sé, porque las influencias casi siempre son inconscientes, a veces, se habla de influencias como si fuese la lista de la compra que se hace por la mañana y, realmente, lo que te influye es algo que nunca lo sabes del todo. Yo puedo mirarme a mí mismo en el pasado y descubrir lo que me influyó en aquella época y verme reflejado en lo que hago, pero en el momento no me daba cuenta. Yo creo que sí me influye, aunque también te digo que, como director, me gusta dejar de ser director, ahora mismo soy corista de Joe Crepúsculo y, a veces, hago gira con él, en la que, básicamente, lo que hago es bailar y cantar sobre un escenario para él, cosas que no tienen nada que ver con ser director de cine. Pero, creo que un peligro para el director de cine es ser solamente director de cine, es una dinámica muy peligrosa en la que caen muchos compañeros: escribir y leer libros para ver si los puedes adaptar, leer guiones para ver si los puedes dirigir, tener amigos en la industria del cine, etc. Vivir en ese magma constantemente, vivir por y para el cine exclusivamente. El ideal que tengo es que la mitad de lo que haces tiene que ser algo al margen de tu disciplina porque si no lo haces así, ¿quién eres? ¿de dónde sacas la influencia? ¿de qué hablas cuando haces películas si no tienes una vida al margen de hacer películas?
Valoro mucho tener amigos fuera de la industria, a mí me ayuda mucho tener amigos que pertenezcan al arte moderno, galeristas, gente que hace música o que no tiene nada que ver con el mundo del arte, gente que curra en la Administración, por ejemplo. Esto es necesario porque existe un cine, que creo que es muy cinéfilo, pero que no respira vida, respira más cine y tiene que haber de todo en las películas. A veces, en el entorno de los cineastas (de directores de cine, que no directoras, que hay muy pocas, cosa que es una pena) se da una retroalimentación que no es salubre.
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