Hay muchas formas de despedida: despedirse a la francesa, un frío adiós, estirar el momento de separación hasta el infinito, celebrar el ritual de despedida, cocinar a fuego lento el adiós o conmemorar el propio acto de mudar rodeado de amigos, como lo han hecho Camilo y Eva, una pareja que, al igual que todo lo que hacen, han cuidado con mucho mimo el fin de su etapa en Madrid.
En este tiempo tan efímero, en el que la búsqueda de lo permanente resulta hasta caprichosa, ellos, que junto con Yuji Kawasima y Beatriz Alonso, son los responsables de Indisciplinadas, un colectivo que propone el espacio doméstico como foro de reunión, investigación y experimentación, también dejan Madrid, donde ya llevan varios años, para marchar destino a Colombia, donde le esperan múltiples proyectos, pero antes han querido despedirse como era justo.
El pasado fin de semana, su acogedor piso de la calle Válgame Dios recibió más visitas de las habituales. El portal y el ascensor fueron lugares de tránsito permanentes, por el que pasaron amigos, conocidos, artistas y curiosos que querían conocer la última historia que se había montado en este activo espacio.
El evento que crearon lleva por título Mudanza, y a ese concepto responden cada una de las obras que habitaban las diferentes instalaciones ya vacías de este piso. La invasión artística sobrepasó el umbral de la puerta llegando hasta las escaleras del bloque, donde se exhibía la pieza de Alexander Ríos, llamada El nomadismo de los objetos, enseres para los que ya no había lugar en las cajas de la mudanza que se regalaban a través de una «rifa-ritual». Alexander Ríos es un artista que lleva ya más de dos años sin casa y vive a cambio de hospedaje que intercambia por intervenir de manera artística el tiempo y el espacio de quien lo aloja. Los objetos que repartió en Mudanza son los que durante estos últimos años ha ido acumulando y guardando en casas de amigos y gente que le ha albergado.
Según una de las acepciones que ofrece la RAE, mudanza significa: Inconstancia o variedad de los afectos, y esa misma significación era la que flotaba en el espacio que Camilo y Eva dejan hoy mismo para empezar a vivir su nueva aventura. El proceso de cambio, el concepto de tránsito estaba sellado en la original tienda de campaña de Alejandro Cinque que alguna vez todos hemos construido, donde todos nos hemos refugiado en algún momento de nuestra infancia para imaginar y crear nuestro propio mundo y que también alguna vez fue desalojada.
La rutina repleta de horas de “nada” reflejada en una pantalla de ordenador a través de la conversación por Skype que mantiene la artista Cristina Mejías con su madre durante 8 horas o la desvalorización que sufren los objetos personales al pasar a formar parte de una caja de cartón más, que muestran Laura Pilar Delgado y Miguel Ângelo Martins, fueron otros de los conceptos representados en esta peculiar exposición.
Me resultó especialmente entrañable la obra de Isabel Marcos, con sus casitas de papel creadas a base de relatos de madres que describían el lugar donde vivían sus hijos sin contar con el conocimiento de la experiencia. El poder de la palabra en la distancia. Lugares que nunca han sido visitados, pero que los relatos contados construyen en el imaginario de los que se quedan.
“Papá, la distancia que nos separa cabe en una cuartilla”, le dijo Javier Cruz a su padre cuando se reencontró con él al llegar a casa entregándole una hoja de papel en la que había dibujado líneas durante el trayecto desde que salió de su casa, en Holanda. Aquellas líneas trazadas con un bolígrafo rojo cobraron otra categoría cuando su padre las enmarcó. Y con este nuevo estatus que el padre del artista concedió a este ejercicio se presentó al público, como una obra más de las que habitaron este espacio de cambio construido por Camilo y Eva.
Pasteles de zanahoria convertidos en piezas como La tarta de Marta de Marta Fernández Calvo, música en directo a cargo de Sef, Clara Megías y Magalí Trinquier, y proyecciones como la de Javier Fernández Vazquez también tuvieron su lugar en este último proyecto que Indisciplinadas ha organizado en Madrid. Esperamos poder seguir participando de sus ganas y activismo cultural aunque sea en la distancia, con los matices que aporta el movimiento y sabiendo disfrutar de ese proceso de cambio en el que, de una u otra manera, todos nos vemos inmersos.
¡Mucha suerte en vuestra nueva etapa, Camilo y Eva!
Imágenes: Iván García Fernández
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