Con frialdad y sentido del humor. Así aborda Mohamed El Khabit (Francia, 1980) la muerte. Y no cualquier muerte, la de su propia madre. En Finir en beauté, que ha estado en los Teatros del Canal este fin de semana, todo es blanco y aséptico, como la habitación de hospital en la que murió su madre tras un largo cáncer.
Una oda a la muerte, hecha con distancia, con perspectiva, determinante, que en ocasiones deja frío al espectador por la pulcritud y la ironía con las que habla acerca de un tema socialmente incómodo.
Los años que han pasado desde el fallecimiento de su madre (20 de febrero de 2012) y la cantidad de veces que ha representado esta obra hacen que representarla “emocionalmente no le toque”, como él mismo confiesa. Sin embargo, el domingo pasado, horas previas a la celebración de la tercera función en Madrid, el autor conoció a alguien por la calle que tocaba la guitarra y que, según le contó, recientemente, había perdido a su madre. Algo que, verdaderamente, le conmovió y se decidió a invitarle a la representación en los Teatros del Canal, donde aquel hombre que conocía de apenas unas horas y que se encontraba sentado entre el público, salió a escena y se arrancó con un par de fandangos ante la sorpresa de los asistentes.
Finir en beauté
Estupefacción y asombro es lo que causaron entre el público las palabras de Mohamed El Khatib, que vestido con ropa deportiva y leyendo un texto, cuya traducción se proyectaba en la pared, fue también el responsable de narrar la crónica de esta muerte que convirtió en obra en la que se incluyen grabaciones, vídeos y documentos de la familia protagonista. Una puesta en escena de la más íntima privacidad para autobiografiar el terremoto que supuso en él la pérdida de su madre.
Otra particularidad de la obra de este dramaturgo y director francés de origen marroquí es que esta pieza va acompañada de otra, C´est la vie, que se representó previamente a Finir en beauté, en la que también aborda el tema de la muerte, en este caso de los hijos a partir de testimonios de personas que habían sufrido esta irreparable pérdida. Un tema demasiado fuerte para determinados espectadores que, en el último momento, prefirieron saltarse este difícil primer capítulo.
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