Escuchar a Lorca es siempre una delicia, pero hacerlo en un teatro como el Español de Madrid, con un montaje del gran José Carlos Plaza y del cuerpo y voz de un elenco excepcional como el que integran Consuelo Trujillo, Ana Fernández, Ruth Gabriel, Mona Martínez, Zaira Montes, Rosario Pardo, Montse Peidro y Marina Salas es una experiencia sobrenatural. Este gran equipo ha vuelto a llevar sobre las tablas un clásico que es infinitamente representable en cualquier época, en cualquier lugar: La casa de Bernarda Alba, que se puede ver hasta este domingo, 5 de junio, en el Teatro Español de Madrid.
El texto que Lorca escribió en 1936 sigue teniendo la misma vigencia que en la fecha de su creación, sus diálogos siguen teniendo la misma fuerza, sus expresiones siguen siendo igual de acertadas y el subtexto que reside en cada una de sus frases es de una magnitud descomunal.
Es imposible escuchar los diálogos de estas cinco hermanas encerradas tras la muerte de su padre y no sufrir el fuego que quema su sangre, oler el frescor de la dama de noche del patio, sentir el tacto áspero de la anea de las sillas del salón, soportar el peso de la densidad del aire a la hora de la siesta bajo esos techos altos o ahogarse con el negro del luto de sus ropas. La capacidad de Lorca para transmitir emociones y contagiar sentimientos es tal que, casi un siglo después de su publicación, La casa de Bernarda Alba sigue dejando atónito y emborrachado de humanidad al espectador al salir de teatro.
Pocos autores conocen tan bien el alma humana y sus terrenos resbaladizos. Pocos artistas han retratado tan bien las pasiones del ser humano como lo hizo el poeta, dramaturgo y prosista granadino. Aunque la sociedad en la que vivimos ha avanzado bastante en comparación a la que retrata Lorca, la violencia y el odio en nuestra actualidad siguen muy vigentes, el papel de la mujer sigue siendo secundario en muchos aspectos, la intimidad sigue siendo un terreno inexplorado para muchos y muchas que viven bajo máscaras y el poder de las jerarquías y las desigualdades siguen siendo realidades con las que convivimos.
Nada como revisitar un clásico para constatar que la lucha por la igualdad y la libertad aún sigue siendo necesaria. Nada como revisitar un clásico como La casa de Bernarda Alba de Lorca para constatar que el arte es imprescindible para avanzar como sociedad.
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