La película con la que Imanol Uribe regresa a la dirección, Llegaron de noche, centra su argumento en el asesinato de varios jesuitas españoles en El Salvador (país de nacimiento del cineasta) durante la guerra civil de 1989. La trama entera del relato gira alrededor de este hecho violento y del testimonio de la única testigo del crimen, Lucía, el papel que interpreta Juana Acosta.
La película se construye en continuas idas y vueltas a ese punto crucial de la trama y se hace obligatoriamente reiterativa por el continuo y repetitivo testimonio policial al que someten a la protagonista y a su marido. Por el camino se nos ilustra sobre algunas de las herramientas de las que hace uso el poder para eternizarse en los despachos y en los cuarteles, sin sorprendernos demasiado.
Quizá por ello la película resulta algo fría, intencionadamente o no, y adolece de nervio narrativo, hasta la aparición de un sacerdote norteamericano jesuita cuya incidencia en la parte final de la historia enganchan al espectador y lo arrastran con él. Es a su vigor al que nos agarramos para ir a la sala de cine a ver esta historia donde la verdad y quienes la sostienen se ven sometidas a la humillación a la que tantas veces el poder somete a las personas.
El equipo de Llegaron de noche posa en el puerto de Málaga.
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