El pasado fin de semana, Lisboa era una fiesta. Y no por sus espectaculares amaneceres en el Barrio Alto, ni por sus fotogénicas calles, ni por el romanticismo que suelen irradiar sus rincones ni por el olor a saudade que desprende el Tajo. Visitar la capital lisboeta siempre es una fiesta, pero si haces coincidir tu visita en el mes de julio disfrutarás de una de las mejores citas musicales a nivel mundial, el NOS Alive, y tu viaje puede convertirse en un cóctel explosivo de esos que, ya en la vejez, permanecerán en la retina cuando eches la vista atrás y recuerdes los mejores momentos vividos.
NOS Alive ha cumplido este año su 10 aniversario y para celebrarlo ha decidido congregar en el Paseo Marítimo de Alges lo mejor de la escena musical de todos los tiempos. Voces de la talla de Thom Yorke, Tom Rowlands, Ed Simons, Black Francis o Robert Plant formaron parte de este cartel histórico, que completaron otras más de 100 bandas. Tres días para disfrutar del indie más actual, del rock más alternativo, la electrónica más experimental o la pura psicodelia sin tener que renunciar a degustar los mejores platos de la comida portuguesa o hacer turismo para descubrir las calles empedradas de una de las ciudades más bellas de Europa.
Escenario principal (Arlindo Camacho)
En el NOS Alive se vivieron momentos, podemos decir, históricos porque ver a Radiohead en directo no es algo que una persona haga muy a menudo en su vida. Envolverse con la voz rota de Thom Yorke y sentir sus letras desgarradoras en silencio con miles de personas alrededor es una experiencia única, un momento realmente emotivo capaz de erizar la piel solo de presenciar el acto aunque ni siquiera sepas quién es el tipo que grita, llora, ríe y juega con su voz como quiere. La banda británica ofreció dos conciertos en uno: el primero, muy centrado en su último álbum – A Moon Shaped Pool – y el segundo, el que el público esperaba expectante y que acabó regalando a sus fans los ya himnos Creep y Karma Police.
Thom Yorke – Radiohead (Arlindo Camacho)
Algo similar ocurrió con el show audiovisual y 100 x 100 sensitivo que ofrecieron The Chemical Brothers. Un ataque de estímulos que no dio tregua en las más de dos horas de concierto que ofrecieron. Un auténtico espectáculo, que no dejó cuerpo quieto. Era imposible no inmutarse ante temas tan impactantes como Hey Boy Hey Girl (con la que rompieron a tocar), Go, Do It Again o Galvanize. Explosión de aguijones que estimularon todos los sentidos en el que fue el mejor espectáculo del festival.
El tercer día el plato fuerte fueron Arcade Fire, el grupo canadiense volvió a sorprender, como lo hacen sus canciones, con un concierto que hizo bailar a todo el público. Reflektor, The Suburbs, Ready to Start, Rebellion, Afterlife, Here Comes the Night Time, No Cars Go… hit tras hit, en un show en el que también tuvieron un papel sus famosos cabezones, aunque en un show no tan espectacular como el que ofrecieron hace ya un par de años durante su gira Reflektor. Muy buenos, así son ellos y así lo demuestran en todos sus directos, que en este caso cerraron con la mítica Wake Up, que hizo corear a todo el NOS en un perfecto fin de show.
El concierto que ofreció Hot Chip es otro de los momentos a destacar. Muy sorprendente su directo, ya que su sonido no tiene nada que ver con sus discos, costando, en ocasiones, reconocer algunas de sus canciones. Aunque su faceta instrumental suena estupendamente y es igual de bailable, lástima que el espacio para ello fuese tan pequeño, al destinarle para su show la reducida carpa Heineken.
Las canciones oníricas de M83, el sonido pop de Two Door Cinema Club, los maravillosos clásicos de Pixies, una rabiosa Grimes con toda su energía de adolescente punk o unos Tame Impala – un poco a medio gas – fueron otros de los encargados de poner música a esta edición del NOS Alive. Lisboa también tuvo representación española, pues Vetusta Morla fue el país vecino invitado que tuvo el honor de tocar en el escenario principal que, aunque no llenó por completo, dejó el listón bastante alto, a nivel de seguidores y, como siempre, de sus canciones.
La guitarra de José González y sus melancólicas melodías, los maravillosos FOALS, la aún potente voz de Robert Plant, las increíbles letras de John Grant, Father John Misty así como las grandes mezclas que 2ManyDJs y Boys Noize (que cerró de 10 el Festival con el clásico Sweet Dreams), fueron algunas de las muchas estrellas que brillaron el fin de semana pasado en el festival lisboeta.
NOS Alive se ha convertido en uno de los mejores festivales de música del verano porque, además de ofrecer un cartel en mayúsculas, permite compaginar la vida festivalera con la oportunidad de permanecer y conocer la capital portuguesa. Alges, donde se celebra el festival, está situado a unos 10 minutos en tren del centro y existen buenas conexiones para llegar a él (autobús, tren, taxi, etc.). Aunque los amantes del camping también tienen la opción de vivir las fiestas en la piscina a tope y las raves post festival hasta las mil.
Sin cegarnos por los nombres que pasaron por los siete escenarios del NOS Alive y la belleza de su ciudad, tenemos que reconocer que, a pesar de llevar 10 años organizándolo, aún hay cosas por mejorar… Se dio el caso de asistentes que tuvieron que recorrer varios kilómetros y esperar colas inútiles para poder acceder al recinto, debido a confusiones originadas por las erróneas indicaciones del personal de seguridad (se ve que estaba poco informado), había colas para las que solo había dos personas atendiendo cuando la espera era de cientos de asistentes… lo que supuso, para algunos, una verdadera odisea a pleno sol lograr acceder al recinto. También se echaron en falta más áreas de descanso, un mayor espacio para poder sentarse un rato o simplemente caminar a gusto, ya que había ocasiones en las que se vivieron momentos de verdadero agobio. Asimismo, hubo varias incógnitas aún por resolver como por ejemplo, por qué conciertos del calibre de Hot Chip o Two Door Cinema Club fueron en la carpa Heineken (pequeña) para el gran aforo de asistentes que se esperaba y que, obviamente, finalmente acudió mientras que el escenario principal (enorme) estaba vacío y se produjeron escenas de bastante embotellamiento.
Puntos a favor: gran variedad de comida, baños amplios (y con espejo para las chicas), un agradable paseo asfaltado para pasear y ver tiendas y las salidas del festival que, salvo el viernes, estuvieron muy bien organizadas y de manera muy segura, ya que cortaron el acceso subterráneo al túnel del tren y habilitaron dos carriles del puente de la autovía que conducía al otro lado de la vía del tren para agilizar la salida y evitar embudos, algo que se agradeció bastante.
Una última cosa que también decepcionó fue la tan vendida novedad del césped en el escenario principal, algo que fue verdad a medias, ya que solo la mitad del público pudo disfrutar de la alfombra verde que simulaba césped artificial.
Salvando estos detalles a nivel de organización, seguimos pensando que el NOS Alive merece la pena y mucho. Y, aunque esta banda no se escuchó en ninguno de los escenarios del recinto del festival (aunque debería), sí que queremos cerrar esta crónica compartiéndola, a ver si sirve de sugerencia para que el año que viene, además de en petit comité en algún amanecer, también suene para el gran público al sereno de Alges.
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