Víctor Fernández y Tania Lozano son dos periodistas de Barcelona que, hasta hace nada, compartían su guasa en la barra de los bares entre ellos y sus colegas. Pero hace muy poco, fruto de una tarde de borrachera, una vuelta a casa en metro, una conversación en unos lavabos de mala muerte o un día de resaca en el sofá y su afinado sentido del humor, saltaron a la fama gracias a su primer single Bebo (de bar en peor). Ahora conforman el dúo de electropop Ladilla Rusa y no paran de recorrer ciudades de España dando conciertos en los que cientos de personas les esperan para corear sus pegadizas letras y remontarse a la España de los 70 de extrarradio que rememoran sus videoclips.
Macaulay Culkin, Estado del malestar, Criando Malvas o Encarni Encarnae son algunos de sus hits, al que se suma el reciente y contagioso KITT y los coches del pasado, que no para de repetirse en bucle en las listas de mayores éxitos musicales.
El origen de su curioso nombre y el leitmotiv de sus canciones son algunos de los secretos que nos desvelan en esta entrevista, que a duras penas pueden responder entre bolo y bolo, y es que la agenda de este divertido grupo no para de crecer. Prepárense, la crítica, el petardeo, el sentido del humor y el electropop han llegado para quedarse.
¿Os consideráis la nueva era de “La movida”?
Seguramente habrá semejanzas entre grupos como el nuestro y algunos grupos de “La Movida”. Por ejemplo, nosotros nos subimos a un escenario por primera vez sin tener mucha idea de lo que estábamos haciendo y con una cara dura importante y en “La movida” hubo algunos grupos así, que se caracterizaban más bien por una actitud que por unas grandes cualidades artísticas. De todas formas, nuestras canciones son, además de festivas, algo incómodas, con una carga importante de crítica. Quizá en “La movida” hubo más irreverencia que crítica.
Hemos leído que os definís como electrocosa (elecrothing que suena mejor) o electropop costumbrista de extrarradio, ¿podéis explicarnos en qué consiste?
Hemos ido definiendo el estilo de varias maneras, pero en realidad lo que hacemos no deja de ser pop o electropop, como lo quieras llamar. Lo del costumbrismo sí que es algo que tiene un protagonismo importante en nuestras canciones. Hablamos de cosas sencillas y con un lenguaje muy de calle, como somos nosotros, unas perras callejeras. En cualquier caso, dentro del electropop, sí que hemos intentado jugar un poco con varios estilos. Siempre decimos que nos caracterizamos por hacer cosas que no sabemos hacer. Y es así como hemos hecho una casi-jota electrónica, una canción italo-disco, otra más glam y las tecno-rumbas, que quizá es lo que más nos identifique.
¿Cuál es la metamorfosis para pasar de juntar letras a llenar salas de conciertos con exitazos?
Parece que nuestras canciones cuenten con vida propia. Desde que las sacamos se han ido compartiendo (algunas más que otras) y han llegado a lugares insospechables. Eso nos ha ayudado más que otra cosa. La gente que nos sigue se ha hecho suyos nuestros temas y los han hecho sonar sin parar. Las ladillas no paran de crecer diariamente y eso nos hace alucinar. No nos habríamos imaginado tocando en sitios de referencia ni llenando salas, así que solo podemos estar agradecidos y emocionados.
¿Qué es lo que creéis que engancha tanto de vuestra música?
Tenemos la capacidad de pensar en letras y melodías pegadizas. Eso nos interesaba mucho desde el principio: escribir canciones que se quedaran grabadas a fuego en la cabeza de la gente. Además de eso, el humor. Tenemos un particular sentido del humor que suponemos que ha conectado con el público. Somos gente de mucha guasa, nos pasamos el día riendo, imitando, haciendo bromas, imaginando locuras. Y ese cachondeo en las letras seguro que es lo que a la gente le ha acabado de conquistar. Eso y que detrás del humor hay ideas con una cierta enjundia. No son tontadas sin sentido. Bueno, algunas sí.
¿Cómo es el proceso creativo para dar a luz trabajos tan conseguidos como Kitt y los coches del pasado, que refleja fielmente la España de extrarradio de los 70?
Cada canción ha nacido de manera diferente. Hubo algunas que salieron muy rápido, a partir de un estribillo potente, y otras que salen más de hincar los codos. Por ejemplo, KITT y los coches del pasado es una canción que parte de una idea muy pequeña y que pensamos, repensamos, escribimos y reescribimos mucho. Y eso nos ha acabado gustando. El hecho de no conformarnos e hilar fino, aunque sea para hacer una canción en tono humorístico, es interesante porque luego se refleja en el resultado. Buscamos muchos referentes, hicimos memoria de cosas vividas y dejamos volar la imaginación.
Originalidad hasta para buscaros nombre… ¿de dónde salió?
Estábamos borrachos en un bar y conocimos a una chica rusa muy alta con la que empezamos a conversar. Le preguntamos si en Rusia la ensaladilla rusa era igual que la que hacíamos aquí y la conversación derivó hasta hacer juegos de palabras que nos dieron el nombre del grupo.
¿Lo próximo?
Estamos pensando en un nuevo single que seguramente sonará algo diferente a KITT.
TOP 5 Una película: Víctor: Que horas ela volta?, de Anna Muylaert Tania: Dirty Dancing de Emile Ardolino Un libro: Víctor: Los asquerosos de Santiago Lorenzo Tania: A Sangre Fría, de Truman Capote Una canción: Víctor: El hombre que quiso ser canción de Alessio Arena Tania: Me cago en el amor, Tonino Carotone Un lugar: Víctor: No he ido, pero Brasil tiene pinta de ser bastante mi lugar Tania: Mi cama Un sueño: Víctor: Cantar Macaulay Culkin en la Super Bowl con nuestras peluquitas rubias Tania: Levantarme un día y tener voz de negra
Fotografías: Shimeng Shen
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