Hace un par de semanas Microteatro Málaga inauguraba su nueva temporada después del parón de agosto y ha elegido la traición para dar la bienvenida al otoño. Este espacio, no solo anima las noches malagueñas de fin de semana con una oferta alternativa al habitual copas + dj, sino que también está sirviendo de proyección para artistas locales y exiliados románticos que han elegido Málaga para vivir y desarrollar su carrera.
También supone, aunque físicamente pequeño, un gran escenario donde la cantera de talento que sale cada promoción de la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) de Málaga empieza a hacer sus primeros pinitos.
Me gusta cuando voy a ese lugar y, al azar, elijo una obra que me sorprende, pero me gusta mucho más cuando sabiendo que voy a ver algo que me va a gustar, tiene la capacidad de sorprenderme aún más. Y esto mismo me pasó el viernes pasado con La venganza sabe mejor si ha nacido de una traición, una obra del mejicano Roberto Wong, ganador del Premio Dos Passos, por su novela París D.F., dirigida por Jon Rivero y protagonizada por Antonio Arcos y Rubén del Castillo.
La venganza sabe mejor si ha nacido de una traición me sorprendió por su conseguido ritmo, por sus giros en cada respuesta del diálogo, por la sorpresa implícita del texto desde el primer minuto del texto hasta el propio final, por la original escenografía y, en especial, por la sorpresa de encontrarme con dos pedazo de actores completamente nuevos para mí, como son Antonio Arcos y Rubén del Castillo, que dan vida (de una forma muy cuidada) a los dos protagonistas de esta historia de traición/amor/odio/venganza, de la que no digo más para evitar spoiler.
Jon Rivero, que ya me sorprendió con su anterior obra también en Microteatro, Caña de pescar enchufable en Porto Venere (muy diferente a su trayectoria audiovisual y en una etapa más madura), tiene la capacidad de convertir en un universo que respira vida propia cualquier texto, ya sea obra suya o dado. Sus proyecciones audiovisuales, como ya demostró en Caña de pescar enchufable en Porto Venere, funcionan y muy bien, aportando a la escena teatral una dimensión sensorial que se agradece y que, lejos de suponer una distracción, juega en favor de la trama ayudándola en su expresión y compresión.
El juego de luces y sonidos, como tan claramente pudimos ver en su adaptación de Todo está borroso el pasado mes de julio también en Microteatro, juega un papel importante también en esta obra, en la que no se echa en falta nada y que deja un sabor de ganas de más tan adictivo y propio del microteatro, un nuevo formato para una nueva época, bueno, bonito y barato, además de rápido, intenso y de calidad, así es este nuevo teatro.
Puedes verla durante septiembre, todos los jueves a partir de las 23:00 h y los viernes y sábados, a partir de las 00.00 h. por solo 3,50 euros en Microteatro Málaga (calle San Juan de Letrán, 12), un lugar que supone un impulso para el teatro y un encuentro para sus amantes en la ciudad, que se agradece y mucho.
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