A pesar de la creciente relevancia del trabajo Benjamin Bratton, hasta el momento ninguna editorial se había animado a publicar en español alguno de los ensayos de este teórico estadounidense especializado en temas como el diseño, la informática, la arquitectura o el urbanismo. Caja Negra ha puesto recientemente solución a esto editando en español La Terraformación – Programa para el diseño de una planetariedad viable, un libro escrito en 2019 que sirvió como manifiesto fundacional del programa de investigación de diseño urbano The Terraforming, en el Instituto Strelka de Moscú.
Bratton recupera para este ensayo el término terraformación, un concepto más propio de la ciencia ficción que implica la transformación del ecosistema de otro planeta para hacer posible que pueda existir en ellos vida, con el objetivo de aplicarlo a la Tierra. Según su propuesta, en un futuro próximo en el que las condiciones medioambientales estén al borde del colapso, nos veremos en la necesidad de aplicar tecnología terraformadora para hacer de nuevo habitable nuestro planeta.
Partiendo de un enfoque pragmático, totalmente contrario a la tecnofobia y al rechazo a la planificación (una de las claves de la propuesta de La Terraformación) del pensamiento heredero del posestructuralismo, Benjamin Bratton nos invita a lo largo de este ensayo a cuestionarnos la división cultura/naturaleza, a repensar nuestra relación con la tecnología y a explorar posibles escenarios que podríamos encontrarnos en un futuro próximo.
Se trata de un libro pequeño pero no por ello menos denso, plagado de potentes ideas que van dando forma al discurso. Para ahondar en la necesidad de tomar una perspectiva planetaria, por ejemplo, Bratton retrocede hasta los 70 para analizar el impacto que tuvo en la población mundial la primera foto de la tierra tomada desde el espacio, comparándola posteriormente con el impacto que ha tenido (y aún tendrá) la primera fotografía de un agujero negro.
La Terraformación, en cierta forma, obliga al lector a tomar partido en muchos temas: desde posicionarse a favor o en contra de la energía nuclear frente al combustible fósil a tener que elegir entre nuestro derecho a la privacidad o la recopilación de nuestros datos para la optimización de procesos urbanos. También es cierto que, en ocasiones, el autor obvia o subestima posibles problemáticas de algunas de las dicotomías que plantea, como, por ejemplo, no contemplar cuando aborda el uso de algoritmos que estos puedan llegar a reproducir prejuicios.
No son pocas las posibles objeciones que pueden lanzarse contra algunas de las propuestas expuestas en este ensayo. El investigador Toni Navarro ya adelanta en el prólogo una de sus ideas más criticables: la defensa de Bratton de que los cambios necesarios en geotecnología deben preceder a los cambios necesarios en geopolítica. Incluso teniendo en cuenta un clima de emergencia mundial que acabe designando a nuevos líderes e instituciones responsables, es difícil imaginar cómo el sistema permitiría, incluso tratándose de medidas que aseguren las condiciones para su supervivencia, cambios de paradigma que vayan a perjudicar a las dinámicas y estructuras neoliberales.
En relación a esto puede ser interesante rescatar algunas de las ideas de Kim Stalney Robinson, escritor de ciencia ficción del cual Navarro recupera en el prólogo su célebre afirmación de que la medida más eficaz de geoingenieria sería la abolición del capitalismo. En la trilogía de Marte de Robinson, la problemática de la terraformación del planeta se vuelve pronto relativamente sencilla de abordar mientras que el conflicto con las multinacionales, que exigen recuperar su inversión en el proyecto y tomar el control, hace que todo salte por los aires y deja el planeta al borde del colapso, echando por tierra muchos de los esfuerzos terraformadores.
Siendo realistas, es más sencillo imaginar que estos cambios geotecnológicos necesarios para abordar la crisis medioambiental acaben siendo patrocinados por multinacionales y que el cambio geopolítico no termine de llegar nunca. De hecho es algo que ya ha empezado a ocurrir: el multimillonario Elon Musk, cuya riqueza es, como las transnacionales de las novelas de Robinson, mayor que el PIB de países como Portugal o Grecia, lanzó este año un concurso para premiar proyectos que capturen el dióxido de carbono de la atmósfera, una de los principales problemas que aborda Bratton en el ensayo.
A pesar de las críticas que se puedan lanzar sobre algunos de sus planteamientos, La Terraformación – Programa para el diseño de una planetariedad viable es una lectura más que estimulante. Quizás demasiado largo para ser un manifiesto y demasiado corto para ser un ensayo contundente, pero abre un debate muy necesario.
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