Un tranquilo James Rhodes (Londres, 1975) puso la guinda final a la Noche de los Libros que se celebró el viernes en La Térmica de Málaga. Introvertido, tímido, pero natural, muy natural, intentado “normalizar” en todo momento la peculiaridad de su historia, alejado del victimismo y haciendo hincapié en el trauma que ya supone para todos el mero hecho de levantarse por la mañana y realizar las tareas cotidianas. “Todos tenemos traumas, todos sufrimos, no nos sentimos lo suficientemente buenos, etc.”, explicaba Rhodes anoche en la entrevista que le realizó la periodista Silvia Grijalba.
James Rhodes volvió a demostrar ayer que es todo un artista, no solo por cómo ya lo ha demostrado en su libro Instrumental (Blackie Books, 2015), del que dice que “lo mejor que tiene es su playlist de Spotify”, ni por su música, sino por su forma de utilizar las palabras, como lo hizo anoche. “Mi libro no es un libro triste, deprimente, es un libro sobre música”, sentenció Rhodes y así es.
El escritor y músico británico habló de la música, algo que nunca le “ha dejado de lado”. “La música es como las drogas, pero sin los efectos secundarios. Es legal, gratis y funciona siempre. Es como el mindfulness, hace que deje de pensar y eso me hace sentir bien”, explicaba con humor Rhodes, quien reconoce que si piensa demasiado, se vuelve “loco”.
Respondiendo a una pregunta que se le realizó desde el público sobre consejos con niños que se autolesionan, el autor británico respondió que, aunque «no es lo que un psicólogo o un padre diría y quizás no compartan mi opinión», si tuviera que dar un consejo, lo mejor sería decirles a esos niños que “lo hagan, pero de una forma segura, que usen cuchillas limpias, etc. porque el que se autolesiona no se quiere matar, es una forma de conocer sus límites, porque si de verdad quisiera suicidarse lo haría hasta el final. Pero sobre todo, hay que responder a esa necesidad de ser escuchados y de atención, que es lo que hay detrás de esas autolesiones». Además, añadió: “El hecho de autolesionarse ayuda a controlar cosas, a no hacer daño a otras personas. Es una herramienta muy útil, a mí me funcionó”, expresó.
La importancia de las palabras que ha elegido para hablar de su pasado en su libro a la hora de llamar a cada cosa por su nombre fue otra de las cuestiones sobre las que se le preguntó. “Una de mis mayores preocupaciones con el libro era su traducción”, reconocía el artista, ya que “se debe elegir cada palabra con mucho cuidado”. “No es lo mismo decir confesé que usar otro verbo, ya que una víctima, por ejemplo, no tiene que confesar nada, no ha cometido ningún crimen, el que debe confesar algo es el que ha cometido un delito”. “Tenemos que ser responsables de las palabras que usamos”, añadió.
Lo «frustrante» que puede resultar convivir, ser amigo o amante de alguien que ha sufrido un trauma o que tiene problemas mentales fue otro de los temas que se sacaron en el escenario del auditorio Edgar Neville de la Diputación de Málaga, donde tuvo lugar la charla. “Hay que ser muy insistente y siempre tratar con mucha amabilidad y amor. Yo, por ejemplo, he pasado por cinco psiquiatras diferentes con cinco tratamientos diferentes, con medicaciones que tienen consecuencias diferentes, por lo que es muy difícil llegar a tratar conmigo, hay que ser muy pacientes y tratar con mucha sensibilidad”, explicó.
También se habló sobre los libros de autoayuda, de los que dijo haber leído alguno y que “hasta cierto punto” le ayudó, sin embargo, reconoció que “exigen cambiar demasiadas cosas sobre nosotros mismos, culpan demasiado lo que hiciste mal en el pasado y eso está mal”.
Citó a Bethoveen, Bach y Chopin como sus músicos favoritos, aunque reconoció que es “una elección muy difícil”. Respecto a la música clásica, expresó que le parece “absurdo” que exijan etiqueta para tocarla. “La clásica es el único tipo de música que exige una etiqueta”, añadió. Él explicó que le gusta ir vestido de manera casual y hablar entre pieza y pieza durante sus conciertos.
Por otra parte, hizo hincapié en que no cree que “exista un vínculo entre la locura, la enfermedad mental, y el género musical”. “Conocemos los traumas de los músicos porque son famosos, y supieron hacer música a pesar de sus traumas, pero todos tenemos historias terribles”, añadió.
Asimismo, Rhodes anunció que en breve se va a mudar a Madrid, donde quiere “aprender español, a bailar cumbia y seguir escribiendo libros”. “Me estoy dando cuenta de que me hago viejo y hay mil cosas que quiero hacer”, expresó entre risas.
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