Entre sollozos, a oscuras y enredada en las sábanas de una cama King size recibe al público Anna Magnani en su casa de la madrileña calle Desengaño. El desconsuelo y un cigarrillo para matar el insomnio a la luz del amanecer de Roma es la cinematográfica escena que da comienzo a Magnani Aperta, una obra que recorre las entrañas de la actriz italiana ganadora de un Oscar desde la cotidianidad del salón de su casa.
Un escenario real, el de un precioso cuarto piso de la calle Desengaño de Madrid, en el que la que fue protagonista de Roma, ciudad abierta (1945) realiza un recorrido por su carrera y vida haciendo confidente de su intimidad a la asistenta encargada de suministrarle la morfina en las horas previas a una operación de páncreas de la que nunca salió: murió el 26 de septiembre de 1973, días después del momento que recrea esta obra.
El proyecto teatral, que lleva dos años con funciones en Madrid y que ya ha pasado por Roma y Nueva York, ha sido creado y dirigido por Arantxa de Juan, quien también interpreta a La Magnani, con quien comparte físico y verdad. “Yo soy mala interpretando – le confiesa la actriz italiana en un momento de la obra a la asistenta – si no vivo lo que estoy haciendo o, al menos, creo que lo estoy viviendo”. Esa verdad puede extrapolarse a la actriz española (con una amplia trayectoria en cine y televisión), que sostiene una hora de casi monólogo en el que hay mucha cólera (“ella me salvó”, confiesa Magnani), arrepentimiento y dolor, pero contado con mucho sentido del humor y sin ornamentos.
Un relato dramático de quien trabajó con los mejores directores de cine Vittorio de Sica, Roberto Rossellini (con quien mantuvo una intensa relación de amor), Jean Cocteau, Luchino Visconti, Jean Renoir o Federico Fellini, con quien hizo su última película Roma (1972). Y que, a pesar de su físico, alejado de los cánones de belleza del momento, consiguió un gran reconocimiento internacional. Amiga íntima de Tennessee Williams y madre de un hijo, que pasó 12 años ingresados en un hospital suizo debido a la polio, recuerda con humor lo borracha que estaba tumbada en el sofá de su casa cuando le llamaron del Washington Post para decirle que había ganado el Óscar o cómo se entero de que su gran amor, Roberto Rossellini, se la pegaba con la “iceberg sueco” de Ingrid Bergman.
Un gran trabajo de investigación el realizado por Arantxa de Juan sobre este increíble personaje y de interpretación por dotar de verdad una dura historia contada desde un lenguaje de andar por casa, la suya propia (la de la calle Desengaño), en la que cada miércoles, jueves, viernes y sábado recibe al público para abrirles las puertas de la intimidad de “La Magnani”.
Más información y reservas: https://magnaniaperta.com/
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