Ingrid García Jonsson: “Hacen falta directores con garra para hacer cine cueste lo que cueste”

La cara de Ingrid García Jonsson te suena porque la has visto en cintas como Hermosa juventud, Sweet Home, Erika’s Eyes o Berserker y más vale que recuerdes bien su cara porque va a dar que hablar y mucho, y no solo por su impresionante belleza nórdica y su trayectoria en el cine más independiente, sino por su enorme potencial que ya está empezando a dejarse ver. Prueba de ello es que en el Festival de Málaga participa en tres películas que optan a mejor largometraje en la sección oficial: Gernika, Acantilado y Toro, que se estrenó ayer en el Festival al tiempo que en el resto de salas españolas y cuya presentación en Málaga aprovechamos para alejarla de las cámaras y el ajetreo de la prensa nacional para llevárnosla a nuestro rincón SidesOut y charlar un rato con ella.

Pregunta: ¿Cómo ha sido trabajar en Toro?

Respuesta: Muy fácil, Kike Maíllo es muy buen director, ha confiado mucho en mí, ha creado el espacio perfecto para que Mario y yo improvisáramos las escenas e hiciéramos lo que quisiéramos con Estrella y con Toro. Ha fluido todo muy bien, me dio mucha pena acabar. Ha sido una de las veces que más cómoda he trabajado.

¿Cómo es la relación entre Estrella y Toro?
Tampoco preparamos mucho porque de primeras, conectamos, nos caemos bien y eso se ve en pantalla, que Toro y Estrella están dispuestos a compartir una vida en común cueste lo que cueste. Para mí es una relación idílica, dos personas que son muy sinceras la una con la otra, que no se engañan, van por delante y son muy leales el uno con el otro, una ayuda, que se apoyan entre ellos de una manera que es envidiable. Que Toro quisiera dejar esa vida, que es la que se supone que le pertenece, por Estrella o gracias a Estrella, tenía que ser una chica que resultara muy atractiva y que no fuera alguien que estuviera todo el día echándole la bronca, sino que le apoya y con la que puede tener una vida muy placentera.

Kike Maíllo nos hablaba de esos espacios arquitectónicos que ha creado para esta película, ¿cómo ha sido vivirlos desde dentro?
Kike tiene tantas cosas en la cabeza de las que uno no es consciente, que hacen que te des cuenta de que ha hecho un trabajo titánico con esta película. Ha transformado Torremolinos, dando una visión completamente diferente de Andalucía. Estaba un poco asustada con ese tema, sinceramente, porque un catalán hablando sobre imaginería Andalucía… no sabía muy bien qué visión iba a ofrecer, pero lo ha hecho de una forma muy particular y a la hora de dirigir yo sentía que confiaba mucho en mí, en las ocasiones que tenía que decirme algo era muy concreto y me ha ayudado mucho a construir el personaje.

Hablando de la relación director-actor, ¿cuál crees que es una cualidad/valor imprescindible en un actor, que un director le deba exigir?
El compromiso. Comprometerte con el papel e ir hasta el final, no tener miedo a cometer errores e ir a salvar la película. Que cuando aceptes un papel sea porque te va a cambiar la vida de alguna manera. Puede que parezca intensa hablando de este tema, pero si no estamos entregando nuestro alma y nuestro cuerpo al cien por cien, los personajes se quedan muertos, no cogen realidad.

¿Y a ti te ha transformado esta película?
Sí, me ha cambiado mucho. He aprendido mucho de Estrella, esa manera de amar sin condición, la envidio mucho, yo soy un poco más egoísta que ella. Y he tenido la suerte de compartir rodaje con muy buenos actores, como Mario Casas, que es muy trabajador y muy humilde. Había escuchado hablar de él, pero tenía miedo, al venir de hacer cine independiente, me sentía nueva en este mundo y pensaba que no íbamos a funcionar, pero he aprendido mucho de ver a grandes actores, de la humildad que tienen y de qué forma tan comprometida afrontan el trabajo.

Estos últimos años has estado alternando papeles en películas más independientes, como en Berserker, con papeles en películas de mayor presupuesto como Toro o Gernika, ¿qué diferencias más notables encuentras como actriz entre ambos universos?
Yo estoy más relajada en películas pequeñas, a menor presupuesto, más tranquila voy, más tomas me dejan repetir, se va con menos prisas. También es del lugar de donde vengo y donde más práctica tengo, es donde me desenvuelvo mejor y, principalmente, se debe al tiempo porque en las películas grandes al final se va asfixiado; para rodar Toro se hizo un esfuerzo titánico: se rodó en 8 semanas, pero hubiesen hecho falta 16. Pero me gusta trabajar en los dos universos, me gusta el cine de todo tipo y me gustaría seguir manteniendo en esta dualidad, aunque no elijo los proyectos porque la película sea más grande o más pequeñas, sino porque las historias que vayamos a contar merezcan verdaderamente la pena. En el mundo independiente hay historias muy novedosas y diferentes, que, a veces, en las películas comerciales la gente no se arriesga tanto a contar. El cine independiente es sector que no me gustaría perder nunca.

¿Crees que en España existe sensibilidad por ese tipo de proyectos independientes?
Hay un circuito alternativo que claramente funciona, pero no te da para vivir y el gran público no conoce las películas alternativas. Somos un grupo muy pequeño, muy concreto, pero muy fieles y estaremos ahí defendiéndonos y apoyándonos los unos a los otros hasta el final, que igual en el cine comercial la gente es más veleta. Aunque el cine independiente no es rentable, es gente que tiene tanta necesidad de contar cosas que hacemos películas cueste lo que cueste y eso es muy bueno porque sale desde el corazón y desde el compromiso, y por eso salen cintas tan diferentes, vivas y novedosas. Si no hay cineastas con esa necesidad de contar historias solo habría películas vacías. Hacen falta directores con garra para hacer cine cueste lo que cueste.

En este vídeo Ingrid García Jonsson nos cuenta cuál es su libro, película, canción y lugar favoritos, así como su sueño:

Fotografías y vídeo: Alejandro Granja