Vuelve Fernando Colomo (Madrid, 1946) al Festival de Cine de Málaga. Lo hace en esta ocasión con Antes de la Quema, un thriller, una película del genero social que ha devenido en comedia, un “género fluido”, como lo define el propio director. Claro que si se mezcla la complicada situación social gaditana y el conflicto del narcotráfico con el carnaval y sus chirigotas de Cádiz y a todo ello se le pone a un actor protagonista de marcada vis cómica como Salva Reina y la mano de uno de los maestros de la comedia no puede salir otra cosa, que un género nuevo llamado «narcochirigota». O quizá inaugurar la ‘comedia gaditana’ de la mano del padre de aquella ‘comedia madrileña’ que tanto éxito tuvo en los ochenta. Además de Reina, por la película desfilan actores como Maggie Civantos, Joaquín Núñez, Manuela Velasco y Manuel Manquiña para urdir un plan que gira en torno a una planta incineradora de la droga incautada por la Policía. ¿Comedia, thriller, cine social? Todo junto. En resumen, una de Colomo.
Cada película es una experiencia y aquí se han dado casualidades como que es un proyecto, en principio, ajeno que al final has dirigido tú.
Es la primera vez que me pasa esto. Todos los filmes los he promovido yo o me ha llegado una idea de alguien y los he firmado yo también. Es la primera vez que, de pronto, me llega un guion que me parece tan bien hecho, tan cerrados los personajes y determinadas secuencias, que mi trabajo ha sido más de negro. Vamos a cortar aquí, a cambiar esto de allí… Ha sido como orquestar un poco.
¿Por qué la comedia para contar historias tan duras?
Digo lo que dije en mi primera película, que no sabía que era una comedia. Es verdad que hay algunas cositas de comedia, pero para mí la película era básicamente thriller y luego era una historia social. Me interesaban mucho los personajes, la familia que explicaba muy bien lo que es Cádiz, con esa mezcla de paro y narcos y de gente con muchísima gracia y arte, y esa forma de vivir. Y luego la ciudad de Cádiz, que es tan especial, por un lado, por la gente, pero también por la arquitectura y la forma de las casas. Yo dije que eso se tiene que ver porque no lo he visto en ningún lugar del mundo, aunque tiene mucho parecido con La Habana y ciudades coloniales. Para mí ha sido un viaje especial.
¿Cómo ha sido la conexión con los actores? Ellos coinciden en mostrar sorpresa, en pensar que de qué les conoce un director como tú, que es de una generación diferente…
O dos… (risas)
¿Cómo encaja todo y por qué buscas a estos actores?
En el caso de Salva Reina necesitábamos un actor andaluz. Buenos actores andaluces hay muchos, pero que se adecuaran a este personaje, no tantos. Me propusieron a Salva, al que al principio yo no conocía, vi algunas cosas de él y me parecía muy gracioso, pero al mismo tiempo es un tipo galán, un guapete con mucha comedia. Y eso no es fácil de encontrar, porque los guapos suelen ser sosos. Los graciosos son más bajitos y Salva era como una especie de unicornio. También me pasó con Manuela Velasco, que me gustaba mucho desde que la vi en Rec, que pasa de la dulzura más absoluta a ser una tipa dura. De hecho, el primer encuentro que tuve con ella, lo que dijo es “¿pero vosotros sabéis quién soy yo? ¿Estáis seguros de que este papel es para mí?” Yo dije que sí. Me decía que siempre le daban papeles de chica dulce. Para mí es un atractivo, porque sabes que tiene toda la gama de registros, de mostrarse dulce y ser dura. Muchas veces me gusta jugar a la contra. no hacer lo obvio y a alguien a quien le han dado siempre el mismo papel, que haga otro.
En la película aprovechas muy bien los lugares donde se rueda.
Es una suerte poder rodar una película en Cádiz. El arte que tiene allí todo el mundo es enorme. Con cualquiera que encuentras por la calle te pones a hablar y es una maravilla, la gracia que tienen, la rapidez, la ironía… Esto, por una parte, es un thriller, pero luego tenemos el mundo de las chirigotas, los actores y dije: seguro que va a salir un poco comedia.
¿Cómo ha sido el proceso de trabajo entre todo el equipo?
En el proceso han sido casi cinco años trabajando el guion con Javi Jáuregui y, luego, cuando tuvimos a los actores, hablamos bastante tiempo antes, que es un tiempo de tranquilidad. Quedábamos el fin de semana en casa, repasábamos texto y se probaban cosas. Yo les grababa, lo pasaba a máquina, se lo mandaba al guionista y este lo elaboraba otra vez. La siguiente vez que nos reuníamos ya era parte de ellos e iban saliendo matices. Todos los actores han colaborado mucho en los diálogos, aunque estaban magistralmente escritos.
¿Cuál es tu visión del Festival de Málaga, cómo lo has visto crecer y hacia dónde se encamina?
A mí el Festival de Málaga siempre me ha encantado. Vengo siempre que puedo y siempre que me invitan, claro (risas). Vine la primera o segunda vez con Cuarteto de La Habana y recuerdo que Antonio Banderas tenía mucho protagonismo. Al principio era una apuesta más pequeña y, año tras año, se ha ido consolidando. Me parece buena idea lo de Cine en Español – la incorporación de cintas latinoamericanas – y que no entren en competición en la misma categoría que las españolas porque son cinematografías distintas y es muy complicado mezclarlas. Pero es muy bueno porque es un apoyo para toda la cinematografía de Latinoamérica y también para el festival porque Málaga coge su peso. Y luego es un sitio muy tranquilo, siempre digo: Málaga es un sitio ideal para vivir.
¿La próxima película, en Málaga?
Me encantaría, pero tengo que encontrar un tema.
Te muestras como un creador en constante aprendizaje. ¿qué has aprendido en esta película?
Muchas cosas, a relativizar, a verlas con humor. Siempre las he visto con humor, pero si vas a Cádiz, estás en la cuna. El mundo de las chirigotas me ha fascinado. No lo conocía y tenía como miedo, me parecía una cosa más esperpéntica, pero conocer a todos los carnavaleros ha sido una suerte tremenda, conocer la chirigota del Vera, que es una gente estupenda, me han regalado la bufanda del Cádiz y todo (risas). Por otro lado, el Selu y Jose Mari… Toda la ciudad nos ha ayudado mucho, el alcalde y, en general, la gente de Cádiz. Había escenas que se llenaban de gente, pero al final salían.
Dicen que trabajas como si rodaras un cortometraje, con las mismas ganas.
La verdad es que sí. En cada proyecto me vuelco. Cada uno es diferente y lo que más me ha gustado es hacer cosas que no conocía, como el género del atraco, que en mi vida se me había ocurrido, pero cuando me pongo en ello, sale.
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