Éxtasis y sensibilidad intensa surgen en el Teatro del Soho
El 14 de febrero de 2020, “Romancero gitano” se presentó en el Teatro del Soho. También los días 15, 16, 21, 22, 23 de febrero tendremos la ocasión de revivir la poesía de Lorca con el talento de los dos grandes de la escena internacional, Nuria Espert y Lluís Pasqual. El espectáculo se estrenó en la sala “Juan de la Cruz” del Teatro de la Abadía de Madrid el 17 de octubre de 2018. La obra se ha presentado también en Buenos Aires, Montevideo y ha girado por toda España. Del 8 al 26 de enero se podía ver durante 3 únicas semanas en el teatro Romea. La obra lorquiana nace a través de las imágenes que se representan por la emoción de la actriz Nuria Espert sostenidos por la iluminación de Pascal Merat y el espacio sonoro de Roc Mateu. Todo esto permite al espectador la máxima concentración en la poesía de Lorca.
La genialidad de la creación lorquiana cobra vida a través de la voz, la presencia escénica y la interpretación de Nuria Espert. “Ella es una de las actrices que desde algún lugar eligió Federico para encarnarlo una vez más, siguiendo la luz de Josefina Artigas, de Lola Membrives, de Margarita Xirgu… Y Nuria respiró Federico durante muchos años. Por eso a veces, como un relámpago, aparece en medio de la lectura el recuerdo de algo compartido entre la actriz y el poeta, que sale más allá del tiempo y de sus normas”, explica el director Lluís Pasqual.
La emoción de la actriz precede de la acción, muy intensa, de mucho colorido, muy apasionada, otra vez la comprensión del texto viene motivada por la previa emoción. Mientras escuchamos los versos de Lorca, cada palabra penetra en el alma de cada uno en la sala. En el “Romancero gitano”, el poeta se pone del lado de los reprimidos (los gitanos) y en contra de los opresores. Se pretende estimular lo vital, lo espontáneo, lo pasional y lo instintivo. Surge una éxtasis e intensa sensibilidad. No faltan, por supuesto, el tema del amor más ardiente y trágico (“Romance sonámbulo”).
Para la persona acostumbrada con esa nueva manera de ver el teatro, no hay problema. Pero ninguna de las cosas se dice, sólo se sugieren y se hace simbólicamente. Este espactáculo hace levantar a los espectadores de sus asientos. La gente se siente entusiasmada y levita en la onda lorquiana. Solamente se exige un nuevo modo de enfrentamiento con el texto leído y gran número de espectadores pueden sentir con plenitud una lírica tan alta.
