Dos hijas adolescentes cruzan una frontera en busca de un padre al que apenas recuerdan. La frontera es un accidente (en este caso, entre Costa Rica y Panamá), el padre es más bien una idea, más borrosa que la frontera, clara sobre el mapa, artificial y casi siempre falsa en la realidad. Hay que quedarse, pues, con las dos hijas, con la metáfora del viaje transfronterizo como viaje interior muy personal de dos adolescentes; donde su padre es un motivo para el viaje y la madre una figura también borrosa en la peripecia narrada en la película.
Las hijas ha sido la cinta ganadora de la Biznaga de oro a la mejor película latinoamericana en el Festival de Cine de Málaga. La directora Kattia G. Zuñiga cuenta la historia de dos hermanas, Marina, de 17 años, y Luna, de 14, que hacen el viaje entre los dos países y mientras buscan a su padre encuentran nuevas amistades y se introducen en un mundo de adolescentes que descubre una nueva experiencia, un choque con el placer sexual, las drogas, el alcohol, el skate o la música punk y reguetonera, pero también con las inseguridades, las relaciones sentimentales y de amistad y esa sensación tan teenager de caminar sin un suelo firme donde asentarse y aún así seguir hacia adelante.
Ariana Chaves Gavilán y Cala Rossel Campos.
Las dos hermanas no pueden ser más distintas, incluso, como les dicen en la aduana, físicamente. Marina es sensual y dispuesta a meterse en un nuevo mundo sin aceptar cortapisas; Luna es introvertida, deseosa de parecerse a su hermana mayor en arrojo, pero sin asumir que son edades diferentes. Van a vivir durante sus vacaciones de verano con una familia a través de cuya hija entran en contacto con un grupo de skaters. La vida adolescente en la capital panameña no dista mucho en el fondo de la que muestran las películas de otras latitudes, lo que permite a la cinta avanzar fuera de localismos pese a la hermosa explosión tropical que las rodea y a la de ellas mismas en un hedonista verano. El entorno se conforma como un paisaje de punk tropical, según la expresión usada en el Festival por el propio director de fotografía de la cinta, Alejo Crisóstomo.
La historia está basada en la propia experiencia de la directora que va tejiendo una serie de vivencias entre los personajes que desfilan por la pantalla pero que nunca se aleja de la pareja protagonista —interpretada por las actrices Cala Rossel Campos y Ariana Chaves Gavilán—, cuya relación íntima es el eje sobre el gira todo lo demás y de ahí que la cámara se pasee por sus rostros, primeros planos que se abren a una paleta de colores vivos en ropas, casas y parques.
La directora (sentada) junto a las dos actrices, en Málaga.
El mundo adulto queda en un segundo lugar —pese a que conocer al padre ausente sea el leitmotiv de la cinta y marque el desenlace— y estalla todo el complejo mundo adolescente, con esa apariencia de normalidad tan lejana en realidad a lo que ocurre. Las hijas es una coproducción chileno-panameña, una historia que se va desarrollando con suavidad, sin estridencias, para narrar una visión juvenil que en tantas ocasiones tiene en el fondo una mayor aspereza de la que se supone. Primeros amores y primeras heridas se van sucediendo en pantalla; la vivencia adolescente, que pasa rápidamente de la fragilidad a la resistencia, termina por relativizar emociones, alegrías y decepciones.
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