Tras cuatro años aprisionado entre otros libros, llegó el momento de abrir The Sunset Limited que, contra todo augurio, me ha complacido enormemente. No he leído ningún otro libro de Cormac McCarthy, pero las referencias que tengo del autor norteamericano me hacen concluir que este libro se encuentra muy en la línea de lo que viene siendo habitual en su literatura.
Como en el caso de otras obras del premio Pulitzer (The Road o No Country for Old Men), también ha sido llevado a las pantallas. En este caso fue HBO Films y, en su momento, cosechó gran éxito en Estados Unidos por la calidad del guion, pero también debido a la calidad de los actores que encarnaron a los personajes, Tommy Lee Jones y Samuel L. Jackson. El libro no es más que la conversación que un hombre blanco y otro de color (dejo que tu imaginación decida qué actor interpretó a cada personaje) mantienen en el apartamento de este último. Ahora bien, detrás de esta conversación leemos entre líneas la realidad interior del autor ganador del Pulitzer.
La conversación entre ambos personajes no es fortuita ya que se debe a un hecho fundamental que tiene lugar antes del comienzo de la conversación. BLANCO es un hombre oscuro para quien el mundo es una realidad carente de sentido y no por ello se muestra abatido o desesperanzado, aunque conforme avanza la conversación va dejando al descubierto los hechos que han marcado su desazón vital. Por su parte, NEGRO es un hombre religioso que durante el comienzo de la conversación hace referencia a pasajes de la Biblia, pero, al igual que ocurre con BLANCO, poco a poco va dejando ver su interioridad para confirmar que realmente es un hombre de fe verdadera y profunda, no un simple vendedor de biblias.
El diálogo de cada uno de los personajes está lleno de sutilezas psicológicas. Cuando parece que NEGRO va a ganar la discusión, BLANCO le machaca con un: “Mi idea es que el mundo, básicamente, es un campo de trabajos forzados del que cada equis días sacan a unos cuantos internos (todos ellos completamente inocentes) a fin de ejecutarlos. No creo que eso sea solo mi manera de verlo. Creo que el mundo es así. ¿Hay otras maneras de verlo? Por supuesto que las hay. ¿Alguna que resista un examen mínimamente riguroso? No”.
Ambos personajes quieren algo del otro. NEGRO quiere salvar a BLANCO de una manera desinteresada, quitarle esa visión desesperada que tiene del mundo y la realidad. Intenta por todos los medios cambiarlo a un modo más humano de comprender el mundo “… los judíos no existen. Como no existen los blancos. Ni los negros. Negratas, morenos, gente de color. No hay nada de eso. En lo más hondo de la mina donde está el oro no hay nada de eso. Solo el mineral puro, la mena. La cosa eterna. Eso que usted no cree que exista…”.
De esas palabras podemos deducir la visión trascendente que NEGRO tiene de la realidad a diferencia de la visión nihilista de BLANCO para quien la vida carece de sentido. Sin embargo, este último también desea algo de su “salvador” y es que sea más realista, que tenga una visión más con los pies en el suelo… Ambos personajes se ayudan mutuamente. Después de todo, no terminan conociéndose verdaderamente porque, en el fondo, una conversación no da para conocer la riqueza que esconden ambos personajes.
En definitiva, un libro de lectura ágil, amena y profunda. Desde mi punto de vista, se trata de una representación de lo que McCarthy debate internamente consigo mismo que no es otra cosa que lo que todos nosotros nos preguntamos muchas veces en nuestra vida: “¿Merece la pena vivir?, ¿Merece la pena amar?, ¿Qué habrá después de toda esta intensidad que vivimos? …”
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