El público esperaba encontrar una atmósfera intimista, entre la que adivinar la figura escurridiza y tímida de Charlotte Gainsbourg con su personal voz. Sin embargo, la leyenda del electropop francés salió al escenario acompañada de toda una banda, que lucía un pulcro vestuario blanco, impactantes luces y una escenografía más que llamativa. Ella lucía su habitual look descuidado, con un básico que le sentaba fenomenal: vaqueros y camiseta blanca, acompañada de una fuerte base electrónica que hizo de sus clásicos adaptaciones muy diferentes. Sorpresa, esa fue la expresión que dejó la Gainsbourg en la cara de los asistentes a la segunda y última jornada del Paraíso Festival, que se ha celebrado en Madrid durante los días 14 y 15 de junio.
La británico-francesa hizo un repaso a algunas de sus más bellas canciones de sus diferentes discos, haciendo sonar con bases muy diversas míticos temas del pasado como Heaven can wait y muchos otros, como Deadly Valentine, de su último trabajo, Rest, un disco catártico que publicó en 2017 en los que están muy presentes su hermana, Kate, que murió en 2013 supuestamente a causa de un suicidio y su padre, Serge Gainsbourg, que falleció en 1991 con 62 años (cuando ella solo tenía 19) debido a un ataque al corazón.
A punto de cumplir 48 años y con una vida intensa, la cantante y actriz sigue brillando con un estilo muy personal, como no podía ser de otra manera, dejó ver sobre el escenario que un trocito de Serge Gainsbourg sigue vivo, al igual que el sello de su madre, Jane Birkin, muy presente en la herencia de esta parisina, protagonista de la conocida trilogía de la depresión de Lars Von Trier: Anticristo (2009), Melancolía (2011) y Nymphomaniac (2013).
Aunque reconoce que la música le paralizaba y que actuar en directo le aterrorizaba, por eso se dedicó al cine durante una temporada, la noche del sábado dejó más que claro que esa época ya ha pasado y que el escenario es tan suyo como la pantalla, lugares donde esta artista polifacética es capaz de hacer gala de su gran sensibilidad y creatividad.
Rhye
Pero Charlotte Gainsbourg no fue la única protagonista de la última noche del Paraíso, antes que ella pasaron por el escenario principal Rhye, una banda canadiense, que en principio no encajaba demasiado con el resto de sonidos del cartel del festival, pero que, sin embargo, se metió al público en el bolsillo enseguida a pesar de la melancolía y sensualidad de sus canciones. La peculiar voz afeminada de su vocalista, Mike Milosh, captó la atención de aquellos que llegaban al caer la tarde al festival para contemplar el bonito cielo de Madrid arropados por la envolvente melodía de sus preciosistas canciones.
Peggy Gou
La surcoreana Peggy Gou era otra de las estrellas más esperadas del festival y tampoco decepcionó. Reconocida como una de las mejores DJs a nivel internacional hizo gala de su título en el escenario Club, donde no dejó que nadie parara de bailar durante casi dos horas. Otro que tampoco dio tregua a los asistentes fue el madrileño Pional, quien se notaba que jugaba en casa, pues no paró de investigar y regalar sorpresas vistiendo su house con conocidas letras de Locomía o, como no, de la actualísima Rosalía.
Pional
Laurent Garnier fue uno de los encargados de poner el broche de oro a un festival, que ha brillado no, solo por su exquisito cartel, sino por su impecable organización.
Laurent Garnier
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