Lourdes se ha hecho mayor y eso se nota. Se nota en la fuerza con la que agarra las baquetas para tocar el bombo, en cómo llena el escenario, en cómo sacude su cuerpo, revestido de plumas, al ritmo de los nuevos sonidos del gong de su batería, en su seguridad a la hora de presentar su apuesta arriesgada por las mezclas electrónicas. La etapa de aquella dulce Russian Red con guitarra acústica en mano queda ahora como uno de esos efectos que consigue Instagram: un recuerdo quemado con demasiados blancos y algunas manchas amarillentas. Russian Red ahora se acerca más al estilo wharholiano que ilustra la portada de su “Agent Cooper”, a la furia del pop electrónico que queda representada en canciones como “Casper”, “Michael P”, “Anthony” o “Neruda”, hombres que, según ella, han marcado su vida y, muy probablemente, a la inversa también.
Lourdes se siente segura del trabajo que ha hecho, su exilio en Los Ángeles ha sido muy productivo, y lo demostró el lunes haciendo de una fría noche de invierno un oasis cálido en pleno mes de marzo. Aunque la cantante madrileña culpa al público, fue ella la responsable (ayudada, por supuesto, de las desfasadas palmeritas de la barra) de esta transformación que tuvo lugar en la Sala La Riviera de Madrid. A sus puertas, cientos de chicas «Lo-Fi», acompañadas de chicos con gusto por chicas «Lo-Fi», aguardaron una larga cola en la que predominaba el Russian Red en labios y uñas, azotadas por un frío helador y la eterna duda de si su famoso operador de telefonía móvil había tenido de verdad el detalle de invitarles a escuchar música y de la buena.
La espera mereció la pena, pues Russian Red, además de presentar sus nuevos temas, supo contentar al público, deseoso de poder volver atrás en el tiempo, a veranos intensos del pasado, cantando la delicada “Cigarettes”, la ingenua “I hate you but I love you” o una versión electrónica y más actualizada de la infantil “The sun, the Trees”.
A pesar del giro radical de su nuevo material, Lourdes conserva su sello personal. Aunque sus canciones cada vez suenan más comerciales, ella mantiene su esencia indie, la originalidad sigue diferenciándola. La peculiaridad de su voz y de su forma de estar en el escenario siguen atrapando hasta a los más reacios a escucharla por sus declaraciones políticas.
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