Un hijo atormentado por el pasado oscuro de su madre. Un cómico que trabaja como «hombre invisible» en la Plaza de Oriente, un limpiador de oficinas emigrado desde Guatemala que pretende fumigar los vagones de tren con su sonrisa a lo largo de la línea 6 del metro de Madrid. Una señora que busca las cenizas desaparecidas de su padre. Cuando caiga la nieve dibuja un retrato minimalista de las aristas que trazan la soledad en la gran ciudad.
Con una sinopsis, un cartel y una escenografía muy atractivas, Javier Vicedo (Castellón, 1985), ganador del premio Calderón de la Barca en 2014 por Summer Evening, invita a reflexionar sobre las secuelas que legan nuestros antepasados y sus comportamientos en la construcción de nuestra personalidad. Nieve para acallar con el silencio el trivial ruido de la ciudad e incomunicación son los ingredientes que terminan de aderezar este drama con toques de humor.
Cuatro personajes que terminan unidos por el caprichoso azar ayudan a dibujar ese trazo tejido a base de historias protagonizadas por la soledad, que visita diferentes puntos de la capital. Con bastantes referencias a la actualidad y un buen hilo conductor: una urna con las cenizas de alguien. Cuando caiga la nieve, sin embargo, deja al espectador con ganas de ver un aprovechamiento mejor de la escenografía, más poesía en las escenas, un mayor juego entre los personajes y un final más emotivo.
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