A Cristóbal Suárez (Madrid, 1978) le has visto en televisión en Las chicas del cable, Tiempos de guerra, Aída, La que se avecina o Amar en tiempos revueltos y en teatro, entre otras, en El último rinoceronte blanco, Los cuerpos perdidos, Esto NO es la casa de Bernarda Alba, Arte, Hamlet, Misántropo, Las amistades peligrosas o La función por hacer, que acaba de terminar temporada en el Teatro Kamikaze para celebrar el décimo aniversario de su estreno. Con motivo de la puesta en escena de esta obra, germen de la compañía Kamikaze, y por su imparable carrera artística, entrevistamos a Cristóbal Suárez, un actor de los de antes, curtido sobre las tablas, polifacético y que se muestra igual de a gusto en cualquier medio.
En «La función por hacer», tu personaje dice en algún momento que los nuevos personajes que interrumpen la escena captan verdaderamente la atención del público, que su historia atrae. ¿Qué ingredientes consideras que debe tener una historia para atrapar al espectador?
Creo que para atrapar al espectador lo más importante es tratarlo con respeto y no subestimar su inteligencia. Función a función voy aprendiendo que ser honesto y verdadero en el trabajo (¡como si eso fuera fácil!) es quizá lo único que uno puede hacer para rendir tributo al espectador porque sin él nada tendría sentido.
Últimamente te hemos visto en Esta NO es la casa de Bernarda Alba, Los cuerpos perdidos, El último rinoceronte blanco, La función por hacer, ¿cómo se hace para compatibilizar o estar casi de continuo en varias obras en cartel?
Me considero muy afortunado por la confianza que tanto Carlota Ferrer y Miguel del Arco han depositado en mí en estos últimos años y eso hace que me enfrente con ilusión al reto que supone compaginar y encadenar proyectos teatrales. Recuerdo unas palabras de Javier Bardem en una entrevista de hace unos 25 años, básicamente son una especie de mantra que reza: “ilusión, fe, disciplina y arte…” las entiendo y me acompañan desde entonces.
También diriges la compañía Ventrículo Veloz, dirigida a adolescentes y cuyas obras tienen un alto contenido pedagógico tratando sobre temas como el acoso, los trastornos alimenticios… ¿cómo hacéis para llegar a un público tan difícil y absorbido por las redes sociales? ¿crees en el papel transformador del teatro?
En Ventrículo Veloz soy productor junto a Verónica Pérez, mi mujer, y el proyecto nació con la idea de llevar el teatro a las “aulas” (es un eufemismo porque evidentemente nuestras obras son representadas en los auditorios de los institutos) pero el espíritu sigue siendo el mismo: acercar el teatro a los jóvenes y ofrecer una experiencia teatral creada y dirigida a los adolescentes que han sido desterrados de los teatros y que hemos podido constatar que está ávido y es muy receptivo. Con nuestra trilogía (Papel, Por la boca y Dados) en la que se tratan los temas de acoso escolar, trastornos alimenticios e identidad de género respectivamente, hemos llegado a cerca de 40.000 adolescentes en los últimos tres años, con una escritura prodigiosa a cargo de José Padilla en los tres casos. Dados, además, ha sido premiada este año con el Max al mejor espectáculo juvenil y familiar, por lo que nos sentimos profundamente afortunados.
Has hecho casi tanta televisión como teatro, ¿con qué te quedas?
Es una pregunta que me suelen hacer y nunca sé que responder. Porque sería como elegir entre papá y mamá. Quiero a los dos por igual, los dos me han dado cosas maravillosas y sigo aprendiendo de ellos.
¿En qué proyectos andas ahora o qué se avecina próximamente?
En los próximos meses empezaré a ensayar un Ricardo III de Shakespeare con versión de Antonio Rojano y Miguel Del Arco, y dirigida por este último en el Pavón Teatro Kamikaze. Y esperando a que nos confirmen que habrá segunda temporada de Vota Juan. Además, empezamos un nuevo proyecto con Ventrículo Veloz sobre violencia de género, escrito y dirigido por Denise Despeiroux.
Nos comentabas que tenías tres hijas, ¿cómo es la conciliación del padre / actor?
Lo peor y lo mejor de la conciliación familiar es que exista, en una profesión tan incierta como la nuestra, el trabajo es una bendición. Dicho esto, he de decir que puedo llevarlo a cabo porque Vero y yo, y nuestras tres hijas formamos un equipo cojonudo.
TOP 5 Una película: La pianista de Michael Haneke Un libro: El olvido que seremos de Héctor Abad Faciolince Una canción: Nothingman de Pearl Jam Un lugar: la playa de Las Conchas en la isla de La Graciosa (Islas Canarias) Un sueño: Tocar todos los instrumentos
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies
ACEPTAR