Condenado a ser el chico más bello del mundo
Se juntaron muchos mitos: Venecia, Thomas Mann, Luchino Visconti, Gustav Mahler, Silvana Mangano, Dirk Bogarde. Se juntó la alta cultura en la película Muerte en Venecia, con la ciudad símbolo de belleza y decadencia, el texto del novelista que narró de forma vertiginosa la entrada en el siglo XX en Europa, las partituras que acompañaron a la efervescente Viena de esos mismos años, el director de la mejor época del cine italiano y actores fetiche del celuloide europeo. Y entre medias de toda esta nómina destinada a narrar una sugestiva historia decadente, estaba Björn Andrésen, un joven actor primerizo; estaba, simplemente, “el chico más bello del mundo”, el adolescente destinado a interpretar a Tadzio
Y este, El chico más bello del mundo, es el título de documental firmado por Kristina Lindström y Kristian Petri disponible en la plataforma Filmin que narra la historia de Björn Andrésen, desde que fue elegido por Visconti en un largo casting por los colegios del norte de Europa —parece ser que lo quería blanco y rubio— en busca de un adolescente andrógino, bello, sensual y atractivo. Y llega hasta la actualidad, cuando Andrésen es un anciano que apenas se vale para vivir en el mundo moderno, con una atribulada novia que trata de arreglar sus conflictos, sean de espíritu o burocráticos, atenazado por el recuerdo, por una trágica historia familiar que se va desvelando en el documental. Andrésen, pese a todo, hace pequeños papeles en el cine, el último en Midsommar (2019), la alabada película de Ari Aster.
Luchino Visconti y Björn Andrésen, durante en rodaja de ‘Muerte en Venecia’.FILMIN
Andrésen fue elegido por Visconti en un largo casting por
colegios europeos en busca de un adolescente andrógino, bello, sensual y atractivo
Todos los interrogantes que se abren en el documental llevan a una respuesta: Andrésen sufrió por esa concepción de chico más bello del mundo, hubo un abuso sobre esa condición aprovechada por Visconti para jugar con él al adolescente convertido en mito sexual y dotarle de una imagen que lo desarmó por su juventud, su inexperiencia y la desidia familiar para protegerle.
Muerte en Venecia se estreno en 1971. Visconti había adaptado la novela breve del mismo título (aunque el cineasta le quitó el artículo a muerte que sí aparece en el libro ) del titán de las letras alemanas Thomas Mann, publicada en 1912. Había convertido al decadente y maduro escritor de la novela, Gustav von Aschenbach, en músico, creado un ambiente enrarecido en una Venecia afectada por la peste que contrastaba con la belleza del texto, de la ciudad y la música de Gustav Mahler. La Europa del siglo XIX se hundía, Venecia con ella, la aristocracia daba sus últimas bocanadas incapaz de entender el mundo que le rodeaba y sólo la belleza del amor que Aschenbach encuentra en el joven Tadzio se eleva sobre ese escenario de muerte y podredumbre.
Para entender el documental El chico más bello del mundo hay tener en cuentra tres épocas. La primera es la ya citada que recrea la novela y la película; la segunda son los años setenta en cuyos inicios se estrenó; y la tercera es 2021, el año del documental. Los años setenta son los de la plena vigencia de la revolución sexual, uno de los grandes avances sociales del siglo XX, en el que un cineasta aristócrata como Visconti podía narrar su homosexualidad aunque aún con tapujos y el arte y la literatura buceaban en el alma humana para poner fin a la represión marca de la casa europea que dio lugar a una libertad sin precedentes y también a complejos dramas como El último tango en París (1972), de Bernardo Bertolucci –película sobre la que también hay acusaciones de abuso a la actriz María Schneider—, o El portero de noche (1974), de Liliana Cavani, interpretado de nuevo por Dirk Bogarde.
Björn Andrésen, caracterizado como Tadzio en la película. FILMIN
En aquella época, Andrésen no se enteró muy bien del rol que se buscaba en él. El niño jugaba durante el rodaje, pero luego era descaradamente exhibido por Visconti y Bogarde en el estreno de la película en Cannes, donde director —que fue el que le dió el titulo de chico más bello del mundo— y actor se movían como pez en el agua mientras que Andrésen paseaba entre divertido, asustado y atolondrado. Al final de aquel festival, el adolescente acabó en un fiesta en un bar gay sin saber muy bien qué hacía allí, lo que recuerda con amargura en el documental. Tampoco sería fácil de entender para él la relación entre arte y vida que narra la película o la condición de ángel de la muerte de su personaje.
Fue descaradamente exhibido por Visconti y Bogarde en el estreno de la película en Cannes, donde director y actor se mueven como pez en el agua mientras que él pasea entre divertido y asustado
La película es una obra maestra del cine europeo, rodada por un Visconti que ya había mostrado su arte en Senso, Rocco y sus hermanos, El gatopardo y La caída de los dioses. ¿Pero qué papel jugaba toda este impresionante despliegue cultural un adolescente sueco sin experiencia alguna? ¿Fue utilizado por Visconti? ¿Fue responsable el director italiano y el despreocupado mundo que le rodeaba de su complicada vida posterior? ¿Se puede llamar obra maestra a Muerte en Venecia si es una historia de la atracción sexual de un hombre maduro por un adolescente o esta crítica es una visión muy reduccionista y afectada del neopuritanismo actual?
Y para responder a ello se llega a 2021. Han sido años del ‘Me too’, años de revisar relaciones, de recordar los abusos sobre los que se han construido algunas de las más ilustres páginas del arte. El documental hurga en estas cuestiones, que no son nuevas ni siquiera la hablar de esta película. Lo hace aportando imágenes imprescindibles de Visconti y Andrésen, con una narración vigorosa, un acercamiento respetuoso y muy duro a la figura del joven actor y su posterior trayectoria vital y una ágil estructura formal. Se puede hablar mucho de todos los interrogantes citados, pero lo cierto es que Andrésen salió de aquella Muerte en Venecia muy tocado, vivió una surrealista aventura como icono manga en Japón, tuvo una familia, sufrió mucho y ahora vive en un apartamento en Estocolmo luchando contra el desahucio emocional. La principal consecuencia de todo esto es que ser el chico mas bello del mundo no fue una suerte, fue una condena.
Andrésen, en la actualidad en un momento del documental.
