Cesc Gay (Barcelona, 1967) ha especializado su cine en rastrear los conflictos larvados en la vida cotidiana, esos que están ahí ocultos hasta que aparecen y muestran la vulnerabilidad de los personajes. Así que sus películas más reconocidas han tenido siempre en cuenta esa relación entre lo que se ve y lo que no, en torno a personajes desorientados por un entorno al que parecían haberse adaptado bien. Películas corales como Una pistola en cada mano (2012) o En la ciudad (2003) reflejaron un aroma urbanita acomodado donde la modernidad ha sido incapaz de acabar con los conflictos, y le otorgaron una pátina de director vinculado a una generación que él asume sin gran entusiasmo. Todo hasta que llegó el éxito de Truman (2015), una obra de madurez que ha multiplicado el reconocimiento mezclando un guion inteligente con una pareja de actores, Ricardo Darío y Javier Cámara, sobresaliente.
El mismo año se subió a las tablas para poner en marcha su primera obra de teatro Los vecinos de arriba, que en su gira ha incluido dos funciones en el Festival de Teatro de Málaga. Una pareja ve cómo su bloqueada vida se altera por la presencia de sus vecinos y a partir de ahí pone en marcha un proceso en el que surge esa guerra que acompaña a toda convivencia.
¿Por qué un director de cine decidir un día pasarse al teatro?
No lo sé muy bien, supongo que siempre he querido hacer cosas nuevas y, además, he estado muy cerca del teatro. Nunca había encontrado un texto al que me sintiera vinculado. Así que empecé a escribir este en principio para una película, pero vi que su estructura correspondía más a la del testro, le di forma y lo escribí.
Hace casi dos años que estrenó en Barcelona la obra Los vecinos de arriba y le queda una larga trayectoria sobre los escenarios
Sí, y con un cambio del elenco de actores por diferentes motivos desde que se estrenó que le ha hecho que permanezca siempre viva. La obra sigue de gira y va a volver a Barcelona en castellano, lo que siempre es muy interesante en esta ciudad.
¿Hay motivos para repetir?
La verdad es que lo he pasado muy bien haciéndola y ha tenido éxito, No siempre es así, es muy difícil, aunque a mí este año me ha tocado el gordo con Truman y Los vecinos de arriba.
¿Hay una continuidad temática entre la obra con sus películas?
Siempre trato de hacer una crónica de lo cotidiano. Todo gira alrededor de lo sentimental. La obra trata de una gran batalla, con una pareja que llega con la forma de un regalo pero que dentro esconde una bomba.
Los tiempos cambian y las relaciones sociales también ¿Qué es lo que hace que los conflictos permanezcan?
Siempre hay conflicto. Las relaciones están hechas de él. Una pareja feliz a la que no le pasa nada es muy aburrida y para la ficción no sirve. Los elementos de conflicto siempre están, aunque a veces nos los callamos, nos reprimimos hasta que de repente estallan.
¿Qué le atrae de navegar entre el drama y la comedia en sus películas?
No lo sé, igual es con lo que disfruto. El drama cuando es demasiado áspero quizá me aleje de él. Y lo mismo me ocurre con la comedia, si se trata de algo demasiado ligero. Hay conflicto, sí, pero al final es el humor lo que nos salva. Lo vemos en cualquier momento. Si estas con los amigos y algo te va mal, siempre alguno va a salir con una broma, siempre hay alguien que al final va a salvarlo. El humor nos protege, nos equilibra. Ese cóctel es el que me interesa.
En sus películas hay una evolución clara desde la adolescencia de sus personajes de Krampack hasta la madurez y aceptación de lo inevitable en Truman ¿Hacia dónde se dirige ahora su proceso creativo?
No hay una dirección concreta. Nunca lo he pensado cuando me siento a escribir, quizá sí he utilizado cosas que me rodean, que veo, pero no tiene por qué ser siempre así. Ahora estoy metido en un proyecto para televisión, lo que me va a permitir entrar en el mundo del thriller.
¿Va a entrar en el cine de género?
El concepto es mucho más amplio, una mezcla utilizando el thriller, pero con mucho más.
Aun así, una parte de la crítica le considera como un autor de películas vinculadas a una generación, a la suya, con personajes.
Puede que haya algo de eso. Volvemos a lo de expresar lo cotidiano, lo que te rodea, a lo que le pasa a alguien como tú o como yo. O quizá es que no tenga mucha imaginación.
Cuándo empezó a hacer cine, ¿qué películas le atraían?
Siempre he sido muy ecléctico. Paso de disfrutar una de Eric Rohmer a un western o serie B. He disfrutado del cine de autor más radical y de películas más fáciles. Y ahora sigo el mismo camino, aún más desde que tengo hijos. Me he pasado el fin de semana viendo películas de Chaplin y he disfrutado mucho.
¿Tiene algún proyecto de cine en marcha?
Ahora no, estoy muy centrado en la televisión. Pero siempre estoy escribiendo, yo siempre he trabajado con texto que escribo y de ahí siempre puede surgir algo.
¿Un éxito como Truman puede bloquear?
No, nunca, todo lo contrario. Un éxito como Truman te abre puertas, tienes menos limitaciones y te da siempre argumentos para presentarte ante los demás con nuevos proyectos.
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