Carles Torras vuelve al Festival de Málaga, donde ya participó hace cinco años con su anterior proyecto Open 24 H y ahora presenta Callback, una de las películas más originales y auténticas de lo visto en el certamen. Esta cinta narra la pesadilla que para muchos supone la búsqueda del sueño americano, esa optimista visión del éxito que tantas veces se queda estancada en la fase en la que las ilusiones se desquician. Entrevistamos a Carles Torras para hablar de este arriesgado y consistente proyecto rodado en Nueva York y en inglés, cuyo guion ha escrito con Martín Bacigalupo, un actor que probablemente aún no sea familiar, pero que a partir de ahora va a dar mucho de qué hablar, como advirtió el director al público durante la gala de presentación de la película. Y es que el chileno, que también da vida al protagonista de la cinta, hace un trabajo de interpretación excelente, permanentemente coherente, inusual, que llama la atención incluso a los que solo se dejan llevar por la trama de la historia. Nos citamos en un lugar apartado de donde se suele congregar la prensa dentro del Festival, en una mesa alta de un bar cercano, Carles y Martín sostienen un mojito en la mano y la conversación, interrumpida varias veces por algún que otro espontáneo pidiendo un cigarrillo, fluye de manera natural como si en lugar de estar hablando con el director y el protagonista de un proyecto fuese una charla entre colegas, cotidianidad que desprende todo el equipo.
Pregunta: ¿Por qué Callback para dar título a la película?
Carles Torras: La película es un círculo que empieza y se cierra con un casting. Empieza con un personaje, el protagonista, que va a hacer una prueba y termina con él mismo en otro casting, que es el callback del inicial. Un callback es cuando vas a un casting y te vuelven a llamar porque eres uno de los seleccionados y has pasado a la final.
¿Por qué este personaje tan controvertido para protagonizar la película, queríais reflejar el lado oscuro de una sociedad compleja y cruel?
Carles Torras: Yo estaba viviendo en Nueva York, fue donde Martín y yo nos conocimos. Decidimos escribir este guion juntos porque ambos coincidíamos en lo duro que puede resultar para un extranjero intentar abrirse camino en una sociedad tan competitiva, como puede ser Estados Unidos y en cuántas personas van allí a realizar ese sueño americano y luego se dan de golpe con la dura realidad. Queríamos explorar ese lado oscuro del sueño americano desde el punto de vista de un personaje muy particular e inquietante. Callback es una exploración de ese lado desde un punto de vista poco convencional.
Martín, ¿cómo ha sido tu preparación para abordar ese personaje tan complejo como es Larry?
Martín Bacigalupo: Yo creo que ayudó mucho el haber escrito el guion con Carles, nunca hubo ese proceso con el que te sueles enfrentar siendo un actor preguntándote qué habrá querido decir el director o el dramaturgo, incluso muchas veces qué habrá querido decir alguien que ya está muerto. Este proyecto ha sido todo lo contrario, es algo que dijimos nosotros mismos, así que todo me era muy familiar, también el lugar, porque he vivido en Nueva York desde hace 7 años, así que todo eso hizo más fácil el trabajo desde un punto de vista psicológico. Lo que lo hizo difícil fue algo más técnico que tiene que ver con el hecho de estar presente en todos los planos de la película y lograr una consistencia interna que facilite contar la historia de una manera que sea coherente. Lo importante era lograr un tono al que yo pudiera saber volver permanentemente. Por otro lado, si estás presente en toda la película creo que es importante tener algo que te sirva de fondo, esa tecla que uno vuelve a tocar una y otra vez para que los momentos más álgidos puedan sobresalir sobre ese telón de fondo que tú has construido y creo que eso fue lo más desafiante de todo desde un punto de vista más técnico. Estoy expectante de saber lo que va a pasar y también muy orgulloso de lo que tenemos. Es una historia bien narrada, con verdad y que merece la pena ser contada, los temas que se tocan son muy actuales y estoy feliz de ser, en parte, el portavoz de ello.
¿Es más difícil crear un personaje psicópata o alguien amable, que caiga bien al público, que la gente pueda empatizar con él?
Martín Bacigalupo: Yo creo que son iguales. Creo que es difícil crear un personaje, meterte en la piel de otra persona. Es difícil contar una historia con verdad, independientemente de si es una historia más triste, un tipo que está muy loco o si es una comedia. Creo que lo difícil es contar la historia con verdad y eso es un desafío al que te vas a enfrentar independientemente del tema que tengas.
Os habéis ido hasta Nueva York para rodar esta cinta, ¿podría existir un Larry en Málaga, que sueña con ir a vivir a Madrid, Barcelona o Nueva York o era requerimiento del guion que fuese en esta ciudad?
Carles Torras: Larry podría existir en cualquier lugar del mundo, lo interesante de esta película era meter a un personaje como él en Estados Unidos, en una sociedad tan competitiva, en una ciudad como Nueva York, donde todo el mundo corre, pelea y se tiene que esforzar 200×100 para conseguir sus objetivos y luchar porque esa es su mentalidad y esto era muy interesante, por el contraste, el choque que provoca. Ver cómo Larry se enfrenta a esa realidad, con una forma totalmente diferente a cómo lo enfrentaría una persona normal y eso es lo que también hace la película divertida, además de inquietante o perturbadora. Además, Martín juega ese papel muy bien, la manera en la que interpreta ese personaje es algo absolutamente único. Esta película nació porque hemos escrito el guion juntos, si no hubiese conocido a Martín no se me hubiera ocurrido quizás hacer esta película. Sería complicado pensar en otra persona que pudiera interpretar este personaje. Por eso estoy tan orgulloso de la película, creo que su originalidad, autenticidad, independientemente de que a la gente le pueda gustar más o menos, es una apuesta. Era una idea que teníamos muy clara y creo que la hemos jugado a fondo, Martín desde el punto de vista interpretativo y también como guionista -mediante un trabajo esencial, duro, auténtico, muy desde la verdad- y yo como director exactamente lo mismo, no he permitido dar ningún tipo de concesión a si la película es más o menos comercial o si a la gente le va a gustar o no, hemos hecho aquello en lo que realmente creíamos, que teníamos ganas de hacer.
¿Cómo os conocisteis?
Carles Torras: Amadís de Murgas es el culpable, que es el actor de Open 24 h –que se presentó en el Festival de Málaga- ellos eran amigos y cuando yo fui a Nueva York me dijo: “tienes que conocer a Martín”.
Martín Bacigalupo: Nos conocimos en un bar de Upper West Side, en Nueva York. Teníamos un amigo en común que era Amadís de Murgas y me llegó un correo de él diciendo que iba a estar este gran director en el barrio y que le encantaría que lo conociera, así que nos tomamos unas copas y así empezó todo. Por lo que, en cierto sentido, Málaga tiene que ver con el principio del principio y ahora con el principio de esta nueva etapa que viene a vivir la película una vez que ya está terminada.
Y el guion, ¿cómo surgió?
Carles Torras: Martín y yo coincidíamos en ese punto de vista de la exploración del lado oscuro de vivir en una ciudad como Nueva York, que es fascinante, increíble y el lugar de las oportunidades, donde cualquiera que tiene sueños y quiere realizarlos va para conseguirlos. De ver tanta gente que va hasta allí y cómo la sociedad americana, sin generalizar, separa a las personas entre loosers (fracasados) y las personas de éxito. Nos interesaba mostrar cómo este personaje a toda costa no quiere ser un looser, un fracasado, y ese comportamiento, esa personalidad suya tan peculiar, disfuncional es la que lo empuja a intentar conseguir sus objetivos, pero a su forma, que no termina de encajar con la realidad que le rodea. Ambos coincidíamos en esa visión escéptica de cómo en América te venden esa cosa del sueño americano, del país de las oportunidades y al mismo tiempo estás viendo cómo los inmigrantes están limpiando platos por siete dólares, y te hace reflexionar sobre si el sueño americano es para todos o solo para algunos. Martín es actor y él iba a muchos castings en Nueva York, y un actor cuando va a un casting es muy vulnerable, se siente que está en manos del director de casting y nos interesaba también hablar de eso.
Martín Bacigalupo: Yo soy chileno, había actuado en Chile y en países pequeños, y creo que aquí también pasa, solo los actores son actores, no cualquier persona trabaja como actor, pero si has vivido en Nueva York te das cuenta de que vas a un casting de un anuncio y hay un tipo que trabaja en una farmacéutica y que en su descanso para el almuerzo va a un casting de pasta de dientes. Queríamos transmitir eso. Habíamos hablado de la idea, pero lo que impulsó el proyecto fue un viaje que hizo Carles a California y a su vuelta me llamó para decirme que teníamos que rodar una película y sin una idea tampoco tan clara, nos pusimos a escribir teniendo en cuenta algunos puntos que queríamos tocar. Carles, con la mente de director que tiene, tenía una estructura muy clara, así que eso facilitó mucho el proceso e hizo que la película narrativamente hablando funcionase.
Habéis vinculado al protagonista con el cristianismo y el mundo de la publicidad, ¿por qué? ¿va con segundas? ¿creéis que son la causa de su malestar o del malestar de la sociedad?
Carles Torras: No. El mundo de la publicidad era el camino fácil para un personaje con esta personalidad un tanto disfuncional que quiere lograr el éxito, pero realmente es alguien que no tiene ningún talento especial para hacer nada, por lo que piensa que haciendo castings de publicidad podría salir en televisión. Salir en televisión y ganar dinero con ello sería, digamos, esa realización del sueño americano, en su faceta más banal o convencional. Allí la gente se dedica a muchas cosas, pero luego va a un casting porque suponen una oportunidad y también porque los directores buscan gente normal. La publicidad es el camino fácil para un personaje como Larry que quiere conseguir el éxito a su forma. Y el tema del cristianismo tiene que ver con cómo Larry intenta mimetizarse con esa sociedad americana de la que él quiere formar parte y en la que él quiere ser visto como alguien importante. En EE.UU. el cristianismo evangélico es lo que une a muchas comunidades, en una sociedad tan competitiva donde la gente no tiene tiempo ni siquiera para irse a tomar una copa con los amigos, las Iglesias son auténticos centros de comunidad, quizá no tanto en Nueva York porque es una ciudad muy cosmopolita donde hay otras opciones, pero en el interior de EE.UU. la Iglesia evangélica es centro neurálgico de las comunidades. Para un personaje como Larry que está un poco descontextualizado dentro de esa sociedad, a él la Iglesia le sirve como un canal para formar parte de una comunidad y el pastor es un poco un referente para él sobre cómo alguien puede conseguir el éxito y quizás va ahí para intentar aprender cómo lograrlo.
Martín Bacigalupo: Vinculando la Iglesia con la publicidad, es de las marcas más fuertes que existen en el mundo, sin duda. Tiene mucho en común con las marcas: sufren de los mismos males, cuando sale a la luz algo negativo también les afecta, cómo transmiten sus mensajes, cómo se posicionan, etc.
El personaje de Larry habla mucho en la película de su necesidad de ser escuchado, ¿ese es uno de los males endémicos de esta sociedad que también le ha podido llevar a este personaje a la Iglesia?
Martín Bacigalupo: Sí, yo creo que tiene que ver con el éxito, ¿qué es el éxito si no hay nadie que sea testigo de él? Yo creo que el éxito que todos persiguen es en la medida en que ese éxito también es perseguido por otros y es celebrado por otro. Nadie va a ser famoso si no hay otro que te esté pidiendo un autógrafo, creo que depende mucho del público que tengas.
A lo largo de la película hay dos piezas que se repiten: Il Mondo y concierto nº 1 para piano de Tchaikovsky, ¿por qué estas dos piezas?
Carles Torras: Porque Larry tiene este lado romántico. En el fondo él es un soñador, también sueña con conseguir sus objetivos. Se siente identificado con el tema de Il Mondo cuando lo escucha, porque aunque sea un personaje como es, también tiene su corazoncito. Cuando ponen esa música resuena algo en su interior, es como tocar una tecla, ese lado romántico de conseguir sus sueños, es una canción que resulta inspiradora para él. Con esa personalidad que él se ha creado, con esa identidad de Larry de Cecco, que tiene que ver con lo italo-americano y con la renuncia de sus orígenes, se avergüenza un poco de admitir su condición de inmigrante, también tiene sus delirios de grandeza, ese complejo narcisista, que para mí lo expresaba muy bien el concierto nº 1 para piano de Tchaikovsky. Justo llega a casa de esos clientes cuando él trabaja de mozo de mudanzas y están escuchando esa música, luego la recuerda, y se la pone cuando va conduciendo la furgoneta, él se siente importante porque está luchando por su sueño americano y esa música magnifica sus emociones, le genera esa motivación y ese estado de ánimo grandilocuente.
Martin Bacigalupo: Y si esos clientes hubiesen estado escuchando a Sinatra, él habría estado escuchando a Sinatra, es parte de la mimetización. Con cualquier persona uno puede atar cabos entre su oficio, sus intereses, etc. pero con este personaje eso es más difícil porque se apropia de cosas sin una verdadera razón de fondo.
¿Qué valor, principio o cualidad creéis que es imprescindible en un actor?
Carles Torras: Que trabaje desde la verdad, que sea generoso, que no sea egoísta. El actor es quien da la cara, el que se juega el pellejo, el que está exponiéndose – algo que yo sería incapaz de hacer y por eso tengo tanto respeto por su profesión- pero al mismo tiempo es otra herramienta más al servicio del conjunto. Que tenga respeto por la obra en su conjunto y que no lo enfoque desde el egoísmo porque eso no va a hacer la película mejor. A veces con el Star System tienes que lidiar con personalidades que tienen esa cosa del ego con la que yo no me siento cómodo trabajando, pero al mismo tiempo con la que nunca he tenido ningún problema porque ya me conocen y hay una relación de total confianza, saben lo que estamos haciendo y vamos todos en la misma dirección. Trabajar con alguien como Martín es algo que a mí también me traslada una motivación para hacer una película, ya que estoy trabajando con alguien que me comprende, que está haciendo lo mismo que yo, que tiene el mismo objetivo. A mí no me interesa trabajar con un actor con el que hemos firmado un contrato y tenemos una relación estrictamente profesional.
Martín Bacigalupo: Y más con una película como esta, si fuera un anuncio de pasta de dientes sería distinto, estás pagando, el actor lo hace, no le importaría mucho y al director de ese anuncio tampoco. Pero en una historia como esta, esa cualidad que se le debe exigir a un actor es tener un respeto supremo por la historia que se está contando. Y tener siempre eso en mente: ¿cómo puedo yo servirle mejor a esta historia? Creo que lo más importante es que el director, la dirección de arte y todo el equipo lo enfrente de esa manera, pensando en cómo cada cual puede contar esta historia de la mejor manera posible.
Con motivo del Día del Libro, cuya celebración ha coincidido con el Festival de Málaga, estamos preguntando a nuestros entrevistados, cuál es su título favorito, ¿nos decís el vuestro?
Martín Bacigalupo: Lolita de Vladimir Nabokov.
Carles Torras: Crimen y castigo de Fiódor Dostoievski.
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