Desde la semana pasada y hasta el domingo, 28 de febrero, el Centre Pompidou de Málaga ha apagado las luces de su sala temporal y ha encendido el play para mostrar más de 15 vídeos, en su mayoría, con un denominador común: la reivindicación. Bajo el título de Hors Pistes, como si de una especie de alerta al espectador y a la sociedad en general sobre las problemáticas existentes se tratara, la exposición temporal del Pompidou Málaga se hace eco de las protestas que diferentes artistas de reconocido prestigio internacional han expresado a través de diferentes disciplinas.
El Pompidou se ha vestido de gala para recibir las más de 15 obras que participan en ella y entre las que encontramos The State of the Art, a performative essay (El estado de la cuestión, un ensayo performativo), una instalación audiovisual rodada y presentada en el Pabellón español de la Bienal de Venecia 2015, de las artistas Cabello/Carceller, equipo formado por Helena Cabello (París, 1963) y Ana Carceller (Madrid, 1964).
Trasladar el ámbito privado a la política, concediendo un carácter político a la sexualidad o destacar las diferencias de género como una variable más de las que pueden conformar una revuelta son algunas de las aspiraciones implícitas que aparecen en la obra de Cabello/Carceller, que desarrollan su trabajo en Madrid.
“Nuestro trabajo habla sobre la necesidad de que se tenga en cuenta de una vez que esas diferencias conforman lo político y que, por tanto, no se pueden obviar”, afirman Cabello/Carceller, quienes lamentan que aún las diferencias de género o las sexualidades no se tienen suficientemente en cuenta cuando afectan tanto o más que cualquier otro factor por el que se pueda manifestar un revolucionario.
Una interesante y novedosa perspectiva que plantean en un vídeo en el que se dan cita una serie de personajes anónimos que parecen descubrir en su encuentro la salvación a una lastra común que todos comparten: la discriminación. Disidencias sexuales que viven en el borde y siempre siendo los primeros candidatos “a ser sacrificados”.
“El eje de la estructura social actual es la separación por géneros masculino y femenino y la heterosexualidad obligatoria, y todo lo demás parece que son libertades que se van ganando para incorporarse al mismo sistema económico”, explican Cabello/Carceller, quienes sostienen que “en el mismo momento que esa estructura social se cambie y se rompan esas barreras, tendrá que cambiar por completo el sistema de relaciones y el sistema de relaciones económicas”.
Un planteamiento que queda recogido en un vídeo que parte de la figura de Dalí , eje de la exposición Los Sujetos presentada en el Pabellón español de la última Bienal de Venecia, impregnado de referencias a estéticas de izquierdas, a personas que intentaron un cambio social, como Godard, Pasolini, Bertolt Brecht, Carla Lonzi o Judith Butler.
Amanda Lear, en otro guiño a Dalí (era su amante), es otra de las referencias del vídeo, que acaba con I’m a mistery, un tema editado como cara B de un single de la cantante, que aunque no es una de las más conocidas sí que llevaba implícito el misterio y la ambigüedad que existe en la construcción de los géneros, que Cabello/Carceller pretenden representar. La cantante cambió el título I’m a mystery por I’m a mistery, relacionando así mister (señor) con misterio en un guiño a su comentada transexualidad.
Otra de las reivindicaciones únicas que recoge esta pieza singular es la necesidad de que esas diferencias de género también estén presentes en las representaciones, teniendo una clara evidencia en la propia exposición donde se exhibe, donde las diferencias de género o sexuales brillan por su ausencia en el resto de vídeos mostrados.
Una perspectiva, normalmente obviada o únicamente mostrada en propuestas exclusivas del tema, que ha encajado muy bien en una exposición donde la mayoría de obras hablan sobre propuestas sociales. “Nos interesa mucho ver cómo funciona esta obra en este contexto”, afirman.
La migración es otra de las cuestiones sobre las que habla esta ficción narrativa, pero desde una mirada distinta. “Cuando se piensa en las problemáticas de migración a duras penas se piensa normalmente en problemas que tengan que ver con diferencias de género o con sus circunstancias de orientación sexual, con cuestiones que tienen que ver más con unas circunstancias personales condicionadas por la criminalización de las diferencias”, subrayan Cabello/Carceller.
La apuesta por incorporar a todas las minorías en las economías, las políticas, incluso en las representaciones sociales, y cambiar así el régimen de relaciones es otra cuestión que se plantea en esta pieza audiovisual, que también resalta el papel de crisis que ha vivido nuestro país y un contexto europeo que se plantea no tan idílico.
Una obra para reflexionar sobre cómo las etiquetas ejercen su poder. “Las etiquetas se ponen por algo, la gente necesita nombrar a veces para discriminar”, afirman las artistas, aunque reconocen que “ya no van a ser hombre o mujer, sino que las identidades van a ser mucho más fluidas, lo que va a significar que no se va a poder tratar a la gente de una manera determinada desde que nace sino que las personas se irán ubicando en distintas identidades de género y la sociedad tendrá que ser mucho más flexible”. “Esas identidades fluidas, aunque una minoría, son ya un hecho y dentro de poco no será posible encarcelar a la gente en un género, cada uno decidirá si quiere estar en el género que le han asignado o en otro diferente, pero por voluntad propia, no por presión social, lo que repercutirá en las economías, en las relaciones familiares, en la arquitectura, en el diseño urbanístico, etc.”, añaden.
Para Cabello/Carceller el arte tiene un doble poder que a veces pasa desapercibido para muchos: con él existe la posibilidad de cambiar los focos a los que se mira, cambiando el foco de sitio, llevándolo a las esquinas, a los márgenes, a donde la gente no mira y el arte sí. Y además impide negar el pasado. “Si dejas huella y registro del presente, ello impedirá negar el pasado cuando estés en el futuro”, explican Helena y Ana, que afirman que «registrando aquellas partes que a priori los grandes discursos o las miradas imperativas no están registrando, se puede provocar que la mirada de la sociedad pueda ir hacia otros lugares que están infrarrepresentados”. Y muestra de ello es su trayectoria profesional, desde sus inicios los discursos que manejaban estaban fuera del ámbito artístico, donde tampoco existían muchas mujeres artistas, había temas de los que no se hablaban y ahora sí. “El mundo del arte no es lo que parece, los intereses que lo rigen son los intereses de las clases privilegiadas todavía”, explican Helena y Ana, quienes sostienen que “tendrá que cambiar mucho la estructura artística para que se asienten otros intereses”.
“Nosotras teníamos una urgencia de cambio social, hay otros artistas que no, que no necesitan cambiar nada, hay muchos que trabajan para el sistema, pero nosotras necesitábamos cambiar el mundo un poco”, sentencian. Algo que les ha complicado el camino, pero que no ha impedido su objetivo.
Si no te dió tiempo a ver la exposición Hors Pistes en Málaga, podrás hacerlo a partir del 22 de abril en el Centre Pompidou París.
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