Que todos estábamos con ganas de volver a disfrutar de conciertos era algo evidente, pero volver a hacerlo en un entorno como el Castillo de Gibralfaro de Málaga, uno de los escenarios donde se ha celebrado el Brisa Fest, ha sido una vuelta con mayúsculas.
En ese entorno tan particular, rodeado de ruinas que suman en su historia más de 7 siglos, se encontraba uno de los escenarios del Brisa Fest (el otro fue el Jardín Botánico La Concepción de Málaga, otro espacio singular) donde la noche del viernes Los Planetas volvieron a tocar en público en un íntimo concierto que inauguraron con su preciosa Islamabad y al que siguió más de una hora de sus pegadizos temas. No hay duda de que los años pasan por Jota, a la vista está, pero también lo hacen por su voz, a la que han contribuido con un mayor desgarro incrementando esa auténtica melancolía con la que sale de su boca cada letra. Acompañado de Florent Muñoz a la guitarra y David Montañés al piano, Los Planetas agotaron las entradas a su concierto, que envolvió al público malagueño la noche del viernes de terral con sus melodías transportadoras. Un bello espectáculo para disfrutar sentados, para acariciar el corazón, para mecer almas, para comulgar con la humanidad, que decepcionó, sin embargo, a aquellos que esperaban escuchar el indie rock al que acostumbraba la banda granadina. Un gran acierto este giro de guion de Los Planetas con este concierto esencial.
Los Planetas (imagen de Sergio Sánchez)
El sábado le tocó el turno al irreverente, al enigmático, al escurridizo Ángel Stanich que, con sus cañeros temas, no tardó en sacudir al público malagueño, al que le costaba resistirse al ritmo y quedarse con el trasero pegado a la silla. Los ya clásicos del indie nacional Carbura, Mátame camión o Salvad a las ballenas inundaron el pictórico escenario que la noche del sábado no solo se llenó de la luz de la luna llena, sino también de la acidez de las letras del músico santanderino y de sus contagiosas melodías. Un concierto que dedicó a su familia, que estaba allí presente, y que no pudo poner freno a las ganas de bailar del público, que al final no le quedó más remedio que levantarse y entregarse un poquito a esa droga que es la música de Stanich.
Ángel Stanich (imagen de Bárbara Starck)
Sidonie fue la banda encargada de poner punto y final al Brisa Fest con un concierto que ya, desde el inicio, costó sudores a los vigilantes de seguridad para que el público no se entregase al baile. El incendio, Carreteras Infinitas, Estáis aquí o Maravilloso sonaron en la noche del domingo contribuyendo a aumentar la temperatura que ya se respiraba en Málaga gracias al viento del terral. Un divertido concierto que clausuró siete jornadas de música por las que pasaron El último vecino, Apartamentos Acapulco, Mala Rodríguez, Maika Makovski, Zurdo o Novedades Carminha, un completo cartel con el que Brisa Fest celebra su primera edición a la que esperamos sumen muchas más.
Sidonie (imagen de Victoria González)
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