La cola para entrar al Teatro Nuevo Apolo de Madrid llegaba más allá de la boca de metro que está justo en el lado opuesto de la plaza de Tirso en la que se encuentra el teatro. El motivo, no podía ser menos, Maria Arnal i Marcel Bagés despidiéndose de la gira de su primer disco, 45 cerebros y un corazón, con la que han ofrecido 18o conciertos.
Los diferentes pisos del teatro, que consiguió fácilmente el sold out, dieron una calurosa bienvenida a Maria Arnal, que apareció sobre el escenario con su habitual look desenfadado: zapatillas de deporte, pantalón ancho y top dejando ver su ombligo. La acompañaba, como siempre, el otro cerebro (más bien, corazón) de la banda, Marcel Bagés, en un concierto que organiza Tomavistas Ciudad.
Abrieron la noche con 45 cerebros y un corazón, el single que pone nombre a su álbum debut. Una canción, que según explicó la cantante, la cantan, “no desde la nostalgia, sino desde la parte útil, práctica, incómoda”.
Este tema, que hace referencia a la fosa común que se descubrió en 2016 en Pedraja (Burgos) donde se encontraron intactos 45 cerebros y un corazón procedentes de ejecutados por el bando franquista en 1936, fue rememorado el pasado día de los muertos en el mismo lugar donde se realizó el descubrimiento con un emotivo concierto de la banda.
La canción popular que el icono feminista de la Guerra Civil Marina Ginestà cantaba en su viaje en barco a República Dominicana en busca de un mundo mejor o la jota infinita encontrada por un grupo de milicianos italianos, que descubrieron gracias a un taxista madrileño que la cantaba, fueron algunos protagonistas de la noche con sus respectivas canciones de su sencillo Verbena. Temas que hicieron aplaudir eufórico a un público de la banda muy bien definido: joven, en el que predominaban las barbas pobladas y los modernos atuendos, además de cierto activismo político.
El Niño de Elche fue otro de los protagonistas del concierto, por la mención del prólogo que hizo para el disco 45 cerebros y un corazón, y por la sorpresa que dio a todos los asistentes del Teatro Nuevo Apolo al aparecer en mitad de la oscuridad en la que se desarrolló la mántrica e hipnótica La gen. Una canción de misa dedicada “al corazón de todo nuestro descrédito junto”, según explicó Maria Arnal.
Desmemoria, una tema hecho solo con voces que quiso ser “un rasca hecho canción como el rombo que aparece en la portada del disco”, como aclaró la vocalista, fue otro de los grandes momentos del concierto.
Y mucha más sorpresa aún fue el adelanto de un nuevo tema del segundo disco del grupo, que se disponen a preparar: Big Data, “una canción que nace y crece de nuestra frustración y aducción a las redes sociales, y cómo estas nos afectan”, afirmó Arnal.
Canción total y la gran y casi himno Tú que vienes a rondarme cerraron el espectáculo, que también contó con dos bises: un emotivo Ball del vetlatori, “un ritual a la muerte, una forma de relacionarse con ella”, como expresaba la vocalista, quien especificó que tanto Marcel como ella habían vivido muertes cercanas, “de esas que no tocan”, y A la vida, la cara alegre de esta realidad con tantas aristas como la voz de esta joven catalana que no ha hecho más que empezar su carrera de éxitos.
Fotografías: Adrián Yuste
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